Este Blog quiere servir de medio de difusión de las actividades de la

“ASOCIACIÓN HISTÓRICO-CULTURAL MAIMONA”, así como los frutos de los trabajos de investigación y análisis presentados en las

JORNADAS DE HISTORIA DE LOS SANTOS DE MAIMONA Y LA ORDEN DE SANTIAGO, celebradas en esta Villa de Los Santos de Maimona, que en este año, 2012, han cumplido su IV edición.

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I Jornadas, Ponecia 3


  

DESDE LOS ORÍGENES A LA EDAD MEDIA: ASPECTOS ARQUEOLÓGICOS

FROM THE PREHISTORY TO THE MIDDLE AGES: ARCHAEOLOGICAL ASPECTS


Manuel Molina Lavado
(Licenciado en Geografía e Historia)

 Resumen:          El presente trabajo pretende repasar con los datos que actualmente disponemos aquellos aspectos arqueológicos relacionados con el pasado de la localidad, desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Son la mayoría de las veces trabajos no científicos, basados en encuentros casuales o en piezas localizadas o guardadas desde hace mucho tiempo, descontextualizadas, o bien donadas al museo local.           Comenzamos el viaje desde el periodo Carbonífero, continuaremos con la aparición del hombre por estas tierras centrándonos en el periodo Calcolítico, para terminar, de manera muy general, en la Edad Media.

Palabras clave: arqueología, museo local, recorrido histórico.            



Key words: archaeology, local museum, historical tour.


Mi agradecimiento a las personas sin cuya aportación no se hubiera podido  llevar  a cabo este trabajo: Ángel  Salas Tavero, Ángela Vergara Montaño,  Diego Miguel Muñoz Hidalgo, Eduardo Sánchez García,  Estrella Pachón Amador, Isabel Cuellar Gordillo,  Ismael Castilla Hernández, Juan Montaño Rando,  Lorenzo Gallardo Moreno, María Luisa García Moreno y Guardas Rurales de Los Santos de Maimona.
Los Santos de Maimona en la historia,
Los Santos de Maimona, 2009,
Fundación Maimona,  págs. 45-78.
ISBN: 978-84-613-0001-3

1. EL MEDIO FÍSICO
           
Los Santos de Maimona es un municipio de la Provincia de Badajoz que dista 74 kms. de la capital. La altitud de la villa es de 530 metros sobre el nivel del mar y sus coordenadas geográficas son 38º 26´ 01´´ N y 6º 22´56´´ W.

            El término municipal tiene una extensión de 109,02 Km², y ocupa la parte meridional de Tierra de Barros, aunque hoy en día la localidad esté integrada en la comarca de Zafra-Río Bodión. El terreno es llano o suavemente ondulado, solamente interrumpido por sierras de escasa altitud con dirección armoricana (NO-SE), iniciándose en el cerro del Castillo y continuando por el cerro de La Resbalá a través de la Sierra de Los Santos. Al sur de la localidad se erige el vértice de San Cristóbal y de la Sierra de los Olivos que se prolonga a lo largo del límite del término en dirección noroeste, solamente interrumpida por el valle del Arroyo Robledillo, y que continúa más al norte por la Sierra  de Cabrera. La altura de estos accidentes no supera los 660 metros, es decir, apenas 160 metros de elevación sobre la altura media del llano.
             El clima que caracteriza a esta zona es de inviernos cortos y suaves, y veranos secos y calurosos, clima que se define por la escasez e irregularidad de precipitaciones y una elevada oscilación térmica, pudiéndose nombrar como mediterráneo continental.
             La red fluvial la constituyen pequeños arroyos que sufren estiaje total entre finales de la primavera y mediados del otoño.
             Todo el término se caracteriza por un terreno ondulado rozando la llanura, donde se asientan extensos viñedos y olivares predominando sobre cualquier otro tipo de vegetación, como los pinares repoblados de las Sierras de San Cristóbal o El Castillo, o las escasas representaciones de dehesa y monte bajo que quedan en el Cerro de Cabrera y en las dehesas del Moral,  Los Chirrales y El Hornillo, estos últimos situados en la zona oeste del término, junto a los de Usagre e Hinojosa del Valle.
  
2. FÓSILES DEL CARBONÍFERO

2.A.- INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES

            Hablar de arqueología en Los Santos de Maimona es comenzar hablando de Paleontología debido al gran interés y estudios realizados en los fósiles marinos pertenecientes al período carbonífero dentro de la zona de Ossa Morena, una de las cinco bandas zonales en las que se divide el Macizo Hespérico o Meseta.
             El retazo mejor estudiado del Carbonífero marino estremeño es, sin duda, la Cuenca Carbonífera de Los Santos de Maimona, ubicada en la zona de Ossa Morena. Se encuentra situada esta cuenca, entre las poblaciones de Los santos de Maimona, de la que recibe el nombre, Fuente del Maestre y Feria, siendo atravesada longitudinalmente por la carretera nacional N-432 de Badajoz a Zafra, actuando la Sierra de Cabrera como su centro neurálgico.
              Los afloramientos carboníferos presentan en la actualidad una longitud de 11 Km. de Sudeste a Noroeste y una anchura de 1 a 3 Km., de Nordeste a Suroeste.  La cuenca constituye la más noroccidental de los 12 afloramientos del Carbonífero Inferior que se diferencian en Ossa Morena, e incluye rocas sedimentarias, carbonatadas y terrígenas, originadas en diversos ambientes sedimentarios, interestratificadas con rocas vulcanoclásticas, constituyendo una sucesión de más de 1000 m. de potencia.
La Cuenca Carbonífera de Los Santos de Maimona figura en numerosas referencias de trabajos geológicos regionales, ya en el siglo XIX, siendo los primeros trabajos efectuados en 1879 por GONZALO Y TARIN, quien reconoce la presencia de los materiales carboníferos cerca de la localidad y los denomina por primera vez como Cuenca Carbonífera de Los Santos de Maimona, pero los estudios más o menos detallados e intensivos no llegan hasta la década de 1980-1990.
  
2.B.- EL YACIMIENTO DEL CERRO DE LOS SANTOS

            Entre los numerosos yacimientos localizados tendríamos que destacar por su cercanía a la población e importancia, y fundamentalmente porque no podemos extendernos en otros, el llamado Cerro de Los Santos, encuadrado dentro del Carbonífero Inferior y más concretamente en el período intermedio de los tres en que se divide este, el llamado Viseense hace aproximadamente entre 350 y 333 millones de años.
             Se trata de una estructura sinclinal muy amplia, en la que la disposición casi horizontal de los estratos crea un cerro en forma de mesa en cuya ladera sur estos estratos presentan una excelente exposición y continuidad, lo cual permite observar las relaciones originales entre los organismos vivos de aquel momento, entre los que hay que destacar sobre todo corales rugosos del género Siphonodendron y braquiópodos productidos y gigantoprodúctidos (bivalvos) y de forma secundaria formando parte de los organismos bioconstructores, los llamados tabulados Syringopóridos.            
             Sobre un basamento formado por rocas cámbricas que comprende ocho unidades litoestratigráficas, estas representan desde medios litorales hasta ambientes de aguas profundas en un espacio bastante reducido, siendo los fósiles especialmente frecuentes en las rocas carbonatadas.
             Este yacimiento representa una llanura arrecifal, con características de pequeño atolón, lo que, unido a la presencia de importantes volcanes, posiblemente emergidos en las proximidades, muy cerca de la actual población, con lo cual lo vincularíamos con un modelo de islas de origen volcánico rodeadas de atolones y cubiertas de abundante vegetación.
            En el medio, eran frecuentes fuertes tormentas, posiblemente desencadenadas por maremotos dadas las importantes manifestaciones volcánicas presentes en este tramo. Estas tormentas provocaban la destrucción y erosión de los incipientes arrecifes, y hacía que una parte importante de las colonias de corales de Siphonodendron arrancadas se depositaran al cesar la tormenta en la posición más estable (con la amplia copa reposando en el fondo). Dichas tormentas, provocaban un aumento de la turbidez del medio y la destrucción de la abundante vegetación de las costas cuyos restos flotados se depositaban interestratificados entre las conchas y los corales.

Figura 2: Afloramiento de corales y braquiópodos con niveles de erosión. Cerro de Los Santos.

            Después de cada tormenta, que destruía gran parte de los arrecifes, comenzaba de nuevo el crecimiento de los organismos bioconstructores que se producía en dos fases, una primera en la que se creaba un sustrato duro de conchas de bivalvos (Braquiópodos Gigantoprodúctidos) en las que los corales tuvieran una sólida base de anclaje. A continuación, en la siguiente fase se produce el desarrollo y expansión de colonias de corales Siphonodendron que incluyen otros elementos bioconstructores, así como ricas y diversas comunidades de organismos bentónicos. (Organismos tanto vegetales como animales que viven relacionados con el fondo, semienterrados, fijos o con capacidad de movimiento).
             Los corales crecían hacia arriba con vigor pero, como la profundidad era escasa (normalmente entre 0,5 y 1 metro), llegaba un momento en que las colonias de corales alcanzaban el nivel del agua en bajamar. Entonces el crecimiento vertical era sustituido por un desarrollo preferente en la horizontal,  con la consiguiente extensión lateral de la llanura arrecifal. Por ello, las colonias de corales muy raramente alcanzan medio metro de altura, aún cuando pueden llegar a ocupar una gran extensión lateral.     

Fig. 3: Bivalvos localizados en posición de vida.

            Con cierta frecuencia tormentas de excepcional violencia azotaban la llanura arrecifal. Si estas tormentas se producían antes de que los corales estuviesen firmemente fijados al sustrato proporcionado por los gigantoprodúctidos, todas las conchas de braquiópodos y las colonias de corales eran removilizadas, quedando fragmentadas o volcadas. El resultado es que en esta llanura arrecifal podemos encontrar niveles en los que los organismos bioconstructores (corales y gigantoprodúctidos), se conservan completos y en posición de vida, y capas en las que sólo se puede observar una masa de restos fragmentados y resedimentados.
             Pero quizás la pieza más llamativa sea la encontrada en 1988, los restos de una placa dental de una especie de tiburón antiguo denominado como Condrictio Bradiodonto. Son pocos los trabajos realizados en los que se estudien con mayor o menor extensión restos de peces del carbonífero de España, y esta pieza representa al vertebrado carbonífero más antiguo y primer Bradiodonto encontrado en nuestro país. El organismo al que perteneció la placa dental estudiada vivió en aguas no someras probablemente en zona de plataforma externa. La placa fue transportada durante periodos de tormentas hasta una “llanura de coral”, depositándose junto a braquiópodos, corales, bivalvos, etc., la fauna típica de este medio.
             Estos ejemplos nos ilustran acerca de la importancia geológica y paleontológica general de este lugar que atrae cada año las visitas de numerosos geólogos españoles y extranjeros al ser uno de los yacimientos de corales fósiles más importantes de Europa, sólo en Gran Bretaña y Francia existe formaciones coralinas parecidas, y único en España ya, que incluso a uno de los corales se le denominó como Corwenia maimonensis, precisamente por solo encontrarse aquí.

3. PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO

            Durante el prolongado y extenso primer período en el que hace acto de aparición el hombre como tal, Extremadura no queda ajena a su presencia y tiene buenos ejemplos que lo representan, sobre todo del paleolítico Inferior (Achelense en su fase media, unos 700.000 años) y Paleolítico Medio, pero aquí en nuestra comarca, no es especialmente productivo.

Fig. 4. Pieza paleolitica Valle Hermoso.

            El período Paleolítico apenas si está representado en esta zona, es algo característico de toda la comarca. Apenas algunas piezas elaboradas en cuarcita y encontradas en superficie, atestiguan la presencia de las bandas de cazadores recolectores por estas tierras en este momento de la prehistoria, conocido por la característica elaboración de sus herramientas en piedra tallada. Son pocas, pero estas piezas atestiguan el paso del hombre ya en un momento tan precoz, que continuaría con más intensidad posteriormente. De todas formas podemos poner el ejemplo de tres  útiles conocidos. Uno de ellos es un característico bifaz de cuarcita aparecido no muy lejos de la actual población; también podemos hablar de una pieza de pequeño tamaño (64 x 55 mm.) donde se observan perfectamente los golpes propiciados para su elaboración, fue encontrada en el estupendo yacimiento de Valle Hermoso, lugar del que hablaremos más adelante, ya que perdurará en el tiempo su ocupación hasta llegar como mínimo al período romano, eso sin estudios arqueológicos serios en el lugar. Y por último una pieza inconclusa encontrada junto al Puerto de la Plata, en la cual se pueden observar unos golpes en la misma, pero algo debió interrumpir el trabajo ya que no está terminada del todo.

            Posiblemente existan más datos, más material en colecciones privadas, en casa particulares, pero por lo pronto poco más podemos decir.
              Sobre el Neolítico prácticamente no podemos decir nada, existe un vacío material en esta zona común también a la comarca, que quizás se daba más a la falta de investigaciones que a la ausencia real del hombre en este período donde cambian tantos aspectos de la vida humana en lo social, económico, material, etc. y donde las herramientas, tan típicas, producidas en piedra pulimentada continuarán su uso y producción en períodos posteriores, como por ejemplo en el Calcolítico, y es precisamente a este período al que adscribimos toda pieza pulimenta que aparece aislada, descontextualizada en esta zona, sin tener en cuenta que alguna pudo ser precisamente neolítica, pero al no disponer de  datos de ocupación, parece que no existieron como tal en nuestras tierras.
  
4. CALCOLÍTICO (EDAD DEL COBRE)

            Será en este período, durante el III milenio a. C., cuando se produzca una ocupación estable y definitiva de la comarca y por lo tanto del término santeño, con una intensidad que se opone a la parquedad de vestigios paleolíticos, neolíticos o de la Edad del Bronce.
             Gracias a una serie de prospecciones en la zona que nos afecta, en el término de Los Santos de Maimona, y gracias también a los trabajos efectuados y publicados de la zona en diversas revistas o actas en las cuales se incluye este término, podemos hablar de la existencia de varios asentamientos pertenecientes a la Edad de Cobre o Calcolítico en la Cuenca Media del Guadiana, presentando una serie de características similares a las del resto de la zona que nos circunda.
             Así podemos hablar de un conjunto de poblados de similares dimensiones, constituido por una serie de enclaves, donde se encuentran los restos típicos que nos ofrece el período Calcolítico, siendo lo más representativo los fragmentos de cerámica lisa, sin decoración y modelada a mano en cantidades que no recogen ninguna forma típica y las hachas o azuelas trabajados sobre dioritas pulimentadas.
             Económicamente, los grupos humanos calcolíticos subsisten gracias a la agricultura y a la ganadería, eso sí, sin olvidar que la caza y la recolección son aún elementos complementarios de gran importancia en la dieta. A esto habría que añadir una primitiva minería del cobre, de la que aquí no tenemos por ahora datos, aunque si debemos añadir que si existieron unas antiguas minas, ya que en el siglo XVII, más concretamente el 11 de junio de 1689, se concedió por Real Cédula la explotación de una mina de cobre en el término de la villa de Los Santos en un lugar que llaman El Cabezón y Grulla, y más tarde en 1826, en el Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico de SEBASTIÁN MIÑANO, se afirma que existe una mina de cobre en el término.
             Los poblados estaban constituidos por cabañas circulares u ovales con zócalos de piedra,  paredes de barro y elementos vegetales, que también serán usados en los techos cubiertos en ocasiones con barro para fortalecer la estructura.
             Al menos 16 son los yacimientos que podemos adscribir al período calcolítico en esta zona, Sierra de los Olivos (tres yacimientos distintos), Sierra de San Cristóbal (tres yacimientos), Sierra de Cabrera, Molino de Santo Domingo, Casa del Cura, Las Lagunas, Miramiguel, El Hurón, La Resbalá, Puerto de la Plata, Pozogordo y Cerro del Castillo.
             Obviamente no tienen todos la misma importancia, ya que en unos aparece abundante material cerámico o lítico, e incluso de otro tipo, como material óseo, y en otros apenas si son unos escasos elementos aislados, que nos hablan más de una presencia del hombre por un espacio de tiempo no muy grande, que de verdaderos asentamientos.
             De esta manera podemos centrarnos en los cuatro yacimientos más importantes por los restos hallados, sin que eso implique que existan otros también a tener en cuenta, pero que la falta de prospecciones o de estudios nos hace por ahora dejarlos un poco de lado. En orden de menor a mayor importancia por el material hallado tendríamos:
  
4.1.- LA RESBALÁ

            Con este nombre se conoce a la menos elevada de la Sierra de Los Santos, cadena de cerros dispuestos en dirección NO-SE, con el Cerro del Castillo como la zona más elevada, el cual se encuentra separado del cerro de La Resbalá por la Autovía A-66.
             Gran parte de las elevaciones que conforman la Sierra fueron ocupadas con mayor o menor intensidad durante el Calcolítico y por tanto poseen restos de dicho período, como en este caso, donde por ahora sólo se han detectado restos cerámicos muy escasos, pudiendo reconocer sólo algún fragmento de plato de borde grueso.
             Hoy en día el terreno está dedicado a pastizal, y no se encuentra ningún recurso fluvial en superficie en las inmediaciones del mismo.

4.2.- PUERTO DE LA PLATA

            Situado también en la cadena de cerros que constituyen la Sierra de Los Santos, el nombre tan sugerente de Puerto de la Plata designa el paso de la Cañada Real leonesa Occidental a través de la sierra, entre dos elevaciones de pendiente no muy pronunciada pero de altura considerable, actuando de límite entre los términos municipales de Los Santos de Maimona y de Usagre, de tal manera que cada cerro pertenece a uno de los términos.
             Como en el caso anterior de La Resbalá, en ambos cerros existen restos de ocupación calcolítica visible en unos escasos restos cerámicos realizados a mano en los que se detectan bordes gruesos.
             El yacimiento localizado en este término santeño, el más noroccidental, presenta una alineación de piedras de unos dos metros de anchura que recorre todo el perímetro del cerro, lo que podría significar que se encontraba amurallado, constituyendo un posible yacimiento fortín que controlaba un lugar estratégico junto al camino ya entonces muy transitado a juzgar por los restos que aparecen junto al mismo de este período calcolítico.
             En la actualidad el terreno está dedicado a pastizal.

4.3. VALLE HERMOSO
           
Ubicado en la zona Norte del término municipal, ya en Tierra de Barros, se encuentra este poblado situado en una suave loma levemente destacada del terreno circundante, y rodeada por dos pequeños cursos de agua, el arroyo del Gato y el de La Encomienda. La cerámica que se encuentra en superficie es bastante abundante y presenta unos niveles similares de platos de borde grueso y cazuelas carenadas junto a algunas ollas globulares representadas en menor medida. Como característica específica de este núcleo señalar la presencia de varios fragmentos decorados a la almagra, algunas pesas de telar en barro cocido con un solo agujero, y la presencia de lo que parece ser un ídolo realizado en diorita. También está presente la industria lítica pulimentada, representada por numerosas y variadas hachas. Muchos de estos materiales fueron recogidos a principios de los años 80 por la AGRUPACIÓN CULTURAL FORSAN, y hoy en día se encuentran depositados en el Museo Municipal.
  
4.4. CERRO DEL CASTILLO
           
Llamado así normalmente en Los Santos, por la existencia de un castillo medieval en dicho cerro, en realidad su nombre auténtico sería el de Sierra de los Ángeles, aunque nadie la llame así. Es la zona más alta y escarpada con ocupación calcolítica de cuantas se conocen en la comarca, alcanzando los 646 m. de altura sobre el nivel del mar y más de 100 m. sobre el terreno circundante. Se encuentra situado en la cadena de la Sierra de Los Santos, pero destaca perfectamente en el paisaje y desde su cima se divisa una gran porción de terreno que lo convertiría en un magnífico lugar para su ocupación.
  
Figura 5: Reconstrucción hipotética del poblado en el Cerro del Castillo, Calcolítico pleno 2500 a.C.

            No existen recursos fluviales en las inmediaciones, pero no hay que olvidar la existencia de pozos naturales en oquedades situadas en el mismo cerro, de las que los mayores del pueblo han hablado innumerables veces, oquedades en las que nos dicen que tras tirar una piedra en su interior, sonaba el típico chasquido al entrar en contacto con el agua, unas aberturas que en la actualidad se encuentran cerradas, destruidas por las explosiones para la extracción de piedra de la cercana cantera.
             En las laderas del castillo y sobre todo en el rellano superior de la corona, se ha documentado la presencia de abundantísimos fragmentos cerámicos fabricados en su totalidad a mano, con pastas de arcilla parduzca, compactas, que poseen unos granos finos de cuarzo que se usan como desgrasantes para evitar que la pasta se agriete. Están cocidas a fuego oxidante por lo que en muchos casos presenta una coloración negruzca en parte de la superficie y en el interior, pero ofreciendo normalmente una gama de colores muy poco variada que va desde el parduzco-marrón al rojizo suave-anaranjado. En las superficies de algunos, se observa un cuidadoso alisado mediante un pulidor de piedra, que le confiere un cierto brillo, aunque en ocasiones la superficie no ha sido tratada y es rugosa. Prácticamente todas son siempre lisas, sin decoración, salvo escasísimas muestras decoradas con incisiones y con pastillas repujadas o aplicadas. Destacan los bordes engrosados de grandes platos elaborados a mano, restos esporádicos de cazuelas (o quizás ollas) carenadas, ollas globulares y cuenco, así como varios trozos cerámicos con mamelones, las asas más antiguas y simples conocidas. También se han hallado pellas de barro con improntas de cañizo que pertenecerían a las chozas o cabañas del poblado.
             Pero se han encontrado además otros objetos prehistóricos que nos ayudan a matizar esa ocupación. En primer lugar, unas barritas de barro cocido con perforación en un extremo, de forma más o menos cilíndrica conocidas como pesas de telar, junto a otras con doble agujero y forma más o menos rectangular, así como varias fusayolas, lo que representaría una actividad artesanal textil. Se han encontrado también piedras pulimentadas fabricadas con rocas volcánicas hachas o azuelas (piedras de rayo que decían los antiguos) bastante numerosas, de hecho hay que decir que en el Museo Municipal se conservan más de 50 hachas o restos de las mismas, extraídas de sólo dos yacimientos, el del Cerro del Castillo y el de Valle Hermoso. Molinos de mano, en arenisca sobre todo, con una cara perfectamente alisada donde se molían los granos con otra piedra más pequeña, la moledera, de la que también hay ejemplos. En estos molinos de mano podemos observar el brillo característico que deja el cereal al ser sucesivamente frotado. Se conservan alrededor de 40 fragmentos de cuchillos, raspadores, raederas, etc. de silex, lo que nos atestigua también la talla de la piedra en este lugar.
             A este material podemos seguir añadiendo alguno más, se documenta la existencia de 20 puntas de flecha talladas en piedra de silex, alguna en pizarra, que nos hablaría del mundo, aún muy presente, de la caza, que ocuparía un lugar importante en la dieta y en las actividades del grupo. Prueba de ello, son  también varios colmillos de jabalí aparecidos junto a las piezas, que nos muestra un poco la fauna que sería objetivo de estos artefactos. Junto a ello el mundo religioso también estaría representado por al menos dos ídolos, uno de aspecto antropomorfo, incompleto, de unos 10 cm, muy tosco, realizado en hueso, y otro  pequeño, de apenas 3´5 cm., también antropomorfo, realizado en mármol y de una excelente calidad, aunque hoy en día se conserve fracturado y con una pequeña falta bajo lo que sería la cabeza.

Figura 6: Pequeño ídolo de mármol.

             Y para terminar y también hallado en este cerro, un elemento de adorno personal, un collar realizado con vértebras de pescado (se conservan 18 vértebras), del cual aunque desconocemos el tipo de pez al que pertenecen, si sabemos que debía ser un buen ejemplar, y debió haber sido capturado en zona de aguas más abundantes que las al parecer pequeñas vías de agua que podían encontrarse  no excesivamente lejos del cerro, aunque aún desconocemos si se trata de un pez de río o de mar, eso sí, fue un elemento de adorno seguro ya que en el interior de las vértebras, aún se conservaba parte del material utilizado para engarzarlo y formar un collar.
             Todas estas piezas, al igual que sucedió con Valle Hermoso, fueron extraídas del Cerro del castillo a principios de los años 80, por el grupo cultural local Forsan excavaciones no científicas ni rigurosas, aunque en algún momento estuvieron observadas por arqueólogos profesionales. Unos trabajos realizados en un principio con la intención de limpiar los restos del Castillo medieval para sacarlo a la luz y que trajeron como consecuencia el descubrimiento del poblado calcolítico que hasta ese momento era totalmente desconocido.
             Cabe añadir que todas las piezas comentadas se encuentran en el Museo Municipal de la Localidad, debidamente clasificadas y almacenadas.
             Aunque no se aprecian restos de fortificaciones prehistóricas a simple vista, es posible que las obras medievales las hayan alterado un poco, ya que el perfil del cerro denuncia la posibilidad de que aún queden líneas defensivas bajo la superficie. De hecho el arqueólogo E. Navascués en 1982, comento la existencia de una muralla o muro  prehistórico, tosco, de piedra y barro, de alrededor de medio metro de altura, hoy desaparecido o cubierto de nuevo, situado a unos 15 metros por delante del aljibe del castillo medieval.
             Toda esta serie de elementos materiales ofrecen una homogeneidad considerable, que como ya hemos dicho nos conduce al período Calcolítico, unos 2500 años a. C. Existió por consiguiente un poblado en el cerro del castillo, elegido por su situación dominante y quizás destruido al hacerse allí las construcciones medievales, posiblemente varias fortificaciones, quedando en la actualidad sólo visible el castillo construido y derribado en el siglo XV y que hoy en día se halla completamente destruido, y de ahí que los restos del poblado calcolítico aparezcan esparcidos por todos lados.
             En la actualidad el cerro del Castillo está siendo aprovechado como cantera por su flanco septentrional, sin que las extracciones hayan afectado por el momento a la cima, ni, por lo tanto, al poblado, o a los restos del castillo, separados de la cantera por una vía natural.

5. BRONCE PLENO

            La continuación del poblamiento de la zona sería algo lógico y posible, sobre todo si se tiene en cuenta el descubrimiento en la primavera de 1982 de una necrópolis de cistas individuales pertenecientes al Bronce Pleno (1800 a.C.). Estas aparecieron al realizar una zanja para colocar tubos de conducción de aguas, muy cerca de la gasolinera de La Glorieta, a la entrada de la localidad, en una zona aún despejada en aquel momento, y que hoy ocuparía el acerado en dirección al cruce de los semáforos de la carretera N-435.

Fig. 7: Cista Bronce Pleno, 1800 a.C.  (Foto Blas Castaño).

            Allí la máquina encargada de extraer la tierra arrancó una de las piedras laterales del lado corto, descubriéndose a continuación la tumba entera, junto al parecer otra muy cercana. La tumba fue extraída por completo, con el cadáver en posición fetal, contenía además unos objetos pequeños, quizás cuentas de collar o colgantes y un ajuar cerámico constituido por un solo objeto tipo cazuela, al decir por las cuatro fotografías que se realizaron y que hoy en día es la única pruebe de que existió ya que aunque fue llevada al ayuntamiento y colocada en exposición tal y como fue hallada, hoy en día está desaparecida.


6. BRONCE FINAL
           
A finales del II milenio y principios de I a.C. nuevas manifestaciones culturales y sociales nos llevarán al Bronce Final, una etapa en la cual, ni en el término santeño ni en toda la comarca se han encontrado manifestaciones de las que poder decir algo.

7. EDAD DEL HIERRO
           
En este período desarrollado entre el siglo VII y el II a.C., tenemos confirmación de la ocupación de la comarca, especialmente por el enclave excavado y estudiado de la Ermita de Belén de Zafra, lugar cuyo modelo de asentamiento tipo Castro, nos resume las típicas características de los yacimientos de la Edad del Hierro, núcleos fortificados y construidos en lugares elevados desde el que poder ejercer un gran control visual de todo su entorno.
          Son precisamente estas características, lugar estratégico y privilegiado, las que convierten a la Sierra del Castillo en un zona idónea para su ocupación en este período, aunque al no estar excavado, sólo pequeños datos basados en escasas cerámicas nos permiten afirmar la existencia de la ocupación real del cerro en esta edad, actuando como lugar fronterizo de las regiones culturales conocidas, ya por las fuentes clásicas romanas, especialmente por Plinio, como la Beturia Céltica, al noroeste, y la Beturia Túrdula, al sureste, poniendo en contacto a ambas zonas diferentes gracias al paso obligado por los caminos milenarios adyacentes a dicha Sierra del Castillo. 

8. ROMA

8.1.- INTRODUCCIÓN

Hablar de Roma en Los Santos de Maimona, es indudablemente dirigir una mirada al campo santeño. No cabe duda que el impacto de la llegada de la cultura romana a esta zona fue enorme, al igual que sucedió en toda Extremadura, los restos de infinidad de villae se reparten por todo el término e incluso existen restos materiales en el casco urbano. Es tal la importancia de la cultura romana en nuestras tierras, como luego sucederá con el mundo musulmán, que desde tiempos de nuestros abuelos y bisabuelos cada vez que aparecía un objeto en nuestros campos, el comentario era siempre el mismo,…eso es de los romanos…, o en su defecto,…eso es de los moros… ¿qué pueblo no tiene una fuente atribuida a los romanos o una cueva atribuida a los moros? Esto es algo normal si se tiene en cuenta precisamente esa abundancia de restos que se corresponden con estas culturas, y el bagaje cultural que las mismas dejaron en estas tierras. Nombres como El Ladrillar, El Villar, Pozo Gordo…nos evocan precisamente ese mundo de restos materiales antiguos que en la mayoría de los casos se corresponden precisamente, con el período romano. Pero tenemos que tener en cuenta sin menospreciarlos, que estos restos no son ni más abundantes ni más significativos que los de otros pueblos extremeños, por lo menos hasta ahora.
      
8.2.- UN CRUCE CAMINOS

            Se afirma que la llegada de los romanos a esta zona sucedió en torno al año 50 a.C., unos 25 años antes de la fundación oficial de Emerita Augusta, en un proceso de conquista militar que concluyó con el desmantelamiento de las organizaciones sociales, económicas, políticas e incluso con la lengua local, para inmediatamente proceder a la dominación de los campos y poblaciones de toda la zona. Teniendo en cuenta la indudable calidad de estos campos, la consecuencia inmediata sería su masiva ocupación, mediante las famosas villas romanas, de una manera aproximada a los actuales cortijos, salvando obviamente las distancias.
             La localización de esta zona en un cruce de caminos desde tiempos inmemoriales, contribuyó a que Roma continuara utilizándola como eje  vertebrador del territorio con su política de ocupación. Es posible que gracias de nuevo  a su excelente posición de control territorial, el Cerro del  Castillo fuese también ocupado por estos nuevos invasores convirtiéndolo en un Castellum o pequeño fortín, pues allí también apareció cerámica romana e incluso vidrio, estos últimos, pequeños restos de vasijas, examinados y reconocidos por Pilar Caldera de Castro, Directora de la Red de Museos de Extremadura. Pero no deja de ser una hipótesis hasta que el cerro sea excavado de forma científica definitivamente.
             Los caminos a los que hacemos referencia son varios, pero entre todos destaca sin lugar a dudas, el conocido actualmente como Vía de la Plata. Se trataría del camino que unía la ciudad de Astorga, Asturica Augusta con la Sevilla romana Hispalis,  camino milenario que ahora sería profusamente utilizado por los romanos como camino de penetración militar en el rápido traslado de sus legiones, camino económico por el gran flujo de mercancías transportadas por el mismo, camino de postas por ser el lugar idóneo y rápido del envío postal, camino romanizador en definitiva, por donde nuevas ideas penetraron, , y en fin camino donde personas y animales consiguieron convertir en el gran eje vertebrador del oeste peninsular uniendo el sur y el norte de forma rápida y segura. De todas formas hay que tener en cuenta que esta vía de la Plata, denominada así con posterioridad posiblemente como una desviación fonética del árabe al referirse al camino empedrado que constituía la Vía y que por ello era denominado como Al-Ballata, para terminar cristianizándose como De la Plata. Para muchos sin embargo, si tenemos en cuenta los nombres oficiales romanos y la tradición, la autentica Vía de la Plata sería solamente desde Mérida hasta Astorga, la denominada por el Itinerario de Antonino, Itinerarium Provinciarum Antonini Augusti, del siglo II-III d.c., una especie de guía de carreteras del Imperio romano y lo más parecido a nuestras guías de carreteras actuales, como Vía 24 de dicho itinerario, ITER AB EMERITAM CAESARAUGUSTA, ya que una vez que llegaba a Astorga, continuaba hasta Zaragoza. Para el sur desde Mérida hasta Sevilla y más allá la calzada se denominaba como Vía 23, ITER AB OSTIO FLUMINIS ANAE EMERITAM USQUE, que como su propio nombre indica partía de Mérida y llegaba a la desembocadura del río Guadiana. Esta sería la calzada que atravesaría nuestra zona, probablemente bajo la carretera N-630, entre la actual población de Los Santos de Maimona y la Sierra del Castillo, procedente de la mansio de Contributa Iulia Ugultunia, o sea Medina de las Torres.
             A esta calzada habría que añadir otra de gran interés denominada por Antonino como Vía 10, ITER AB HISPALI EMERITAM, uniendo las ciudades de Mérida con Sevilla a través de Regina, Reina situada hoy en la provincia de Badajoz y Astigi, Écija situada hoy en la provincia de Sevilla. Al parecer es muy probable que dicha vía viniera a entroncar a unirse con la 23 precisamente a la altura de Los Santos de Maimona, es una hipótesis, pero creíble.
             Otros caminos jalonarían la zona, destacando lo que luego sería la Cañada Real Leonesa Occidental, también como dijimos un camino milenario, que cruzaría estas tierras muy cerca del Castillo. Y otros caminos más bien secundarios comparados con estos comentados, entre los que podrían destacar el que llevaría hasta la zona de La Alconera y Burguillos del Cerro para unirse a Jerez de los Caballeros, Seria Fama Iulia, zona fundamentalmente de intereses mineros.
             Hay que destacar que esta zona es tomada como frontera, territorio de limes, entre las provincias de la Betica y de la Lusitania, más concretamente actuarían así las sierras de Cabrera y del Castillo, a la altura del arroyo del Robledillo, otorgando un punto más de interés e importancia a esta zona santeña en época romana. Coincidiendo con este limes, habría que tener en cuenta un elemento más para reforzar la existencia de la frontera, y esto es una especie de miliario de granito de grandes dimensiones, sólo conservado en su parte superior (83 x 70 cm.) y que habría que considerar, por tanto, más como un elemento fronterizo, un hito delimitador entre La Betica y la Lusitania, que como un simple miliario en la calzada romana número 23, junto a la que fue encontrado en 1991 entre las sierras de San Cristóbal y de Los Santos, camino natural hacia Puebla de Sancho Pérez, precisamente junto a los restos visibles de una villa romana.
           

Fig. 8: “Miliario” o hito del limes provincial betico-lusitano.

8.3.- POBLADO O ALDEA

            La posibilidad de que existiera en esta zona donde hoy se asienta la localidad de Los Santos, o en las inmediaciones un poblado o aldea romana es muy grande. Primero, como hemos dicho, por la importancia del lugar como nudo de comunicaciones y segundo, por los restos hallados en la misma población o en sus cercanías que nos invitan a afirmar que aquí, debió de existir, junto a la ocupación más que nada militar del Cerro del Castillo, una especie de aldea que podríamos identificar como pagi o vici, o bien una villa importante, un caserio que habría que integrar en el territorio del municipio de Contributa Iulia Ugultuniacum, encargado de las funciones administrativas y políticas, y que a su vez dependería de una entidad mayor en el conventos jurídico de Hispalis.
             Algo que si tendríamos que tener en cuenta es que aunque es vox populi en el pueblo que en época romana existía una población y esta era llamada Segeda Augurina, esto no es más que un invento del siglo XIX, más concretamente ya en 1887 en la obra “ESPAÑA. SUS MONUMENTOS Y ARTES. SU NATURALEZA E HISTORIA”, de Nicolás Díaz y Pérez, se afirmaba este origen del pueblo, apareciendo el nombre de Segeda-Augurina, de la que afirma sólo quedan recuerdos en forma de lápidas encontradas en el suelo en épocas anteriores, incidiendo en el origen romano del Castillo para defensa de las antiguas vías romanas que confluían al pie del cerro. Esto es algo muy propio de la época, al hacer recaer la antigüedad de la población en un origen romano que le aportaría una especie de prestigio al lugar, y que mejor para eso que hacerlo con una localidad de la que las fuentes clásicas hablan pero aún no se ha encontrado su localización exacta, no es más que un bulo que se ha repetido una otra vez en numerosos escritos, y es difícil de erradicar en la cultura local. Hoy en día se piensa con muchas posibilidades que la antigua Segeda Augurina se encuentra en el municipio de Palma del Río, en la provincia de Córdoba.


8.4.- ASENTAMIENTOS RURALES

            Son muy numerosos y se encuentran esparcidos por todo el término municipal las llamadas villas romanas villae, pequeños asentamientos rurales, aunque alguno tuviese una importancia mayor, que demuestran una intensa ocupación del lugar. Estos asentamientos, localizados preferiblemente en el llano, junto a cursos de agua, arroyos y pozos, se encargarían de la explotación agropecuaria de todo el término indicando la riqueza agrícola del mismo.
             Podemos hablar de numerosas villae, muchas de las cuales coinciden con actuales casas de campo o cortijos, y otras se encuentran ya bajo edificaciones de la propia población santeña. Así, en este grupo debemos incluir el santuario de la Virgen de la Estrella y la antigua fábrica de cementos Asland, aunque no impide que existan otros lugares con restos, lugares desconocidos o simplemente dejados en secreto por sus descubridores al no interesarles desvelarlos.
             Bajo la ermita de la patrona santeña se afirma que “…en el siglo XVII, cuando se labraba el templo de Nuestra Señora de la Estrella, situada en las afueras de la villa, se encontraron lápidas sepulcrales y millarias con inscripciones que no trataron de traducir. Estas millarias corresponderían indudablemente a la vía romana que había de Mérida a Sevilla…Otra vía pasaba por Los Santos; la de Sierra Morena a Mérida…”, según palabras de Nicolás Díaz y Pérez en su obra ya comentada de 1887. Hay que tener en cuenta también que muy cerca de la Ermita, en la avenida arbolada que conduce hasta ella, en la zona izquierda de la misma, aledaña a la Calle Jorge Manrique, al realizar las zanjas de las nuevas casas que se estaban construyendo aparecieron tumbas individuales con ajuares cerámicos a principios de los 80,  sin que podamos afirmar de forma total que eran romanas, pues no queda nada de ellas, pero no deja de ser un elemento más que nos habla de la antigüedad de la zona.
             El otro lugar de gran interés por lo aparecido sería Asland, la antigua fábrica de cementos hoy  abandonada y en espera de recuperación en parte de sus instalaciones para otros usos totalmente distintos a los que ejerció. Fue construida a lo largo de los primeros años de la década de los 50 del siglo XX, ya que su inauguración tuvo lugar en 1956, y no hay que olvidar que su localización se encuentra junto a elementos que hemos descrito como integrantes de la historia cultural del pueblo, Cerro del Castillo, Cañada Real y Vía de la Plata. La tradición oral recoge lo que los trabajadores de la fábrica contaban a sus paisanos en aquel momento, restos romanos aparecían al realizar las zanjas para las edificaciones, correspondiendo algunos de ellos a tumbas donde llegaron a descubrir los cadáveres con cascos y espadas, elementos que nos muestran que sus antiguos moradores habían sido con toda probabilidad antiguos legionarios romanos, apareciendo también las típicas monedas que siempre aparecen en estos yacimientos, quizás tesorillos, y también piedras con inscripciones. Todo ello se dice fue a parar a Madrid, pero no tenemos constancia de nada, ni sabemos en que lugar se hallarán, simplemente como muchas otras cosas están desaparecidos. No hay que olvidar la fecha de las obras, los años 50, donde obviamente, los encargados y responsables no prestarían nada de atención a unos restos romanos por muy importantes que hubieran sido, y no hubieran permitido la paralización de las obras, mucho más importantes para la vida del pueblo en unos años de crisis, que unos viejos restos a los que a nadie les importaría.
             Las demás villas de las que podemos hablar sería ya fuera del caso urbano actual, siendo algunas de ellas o bien excavadas de urgencia o bien al menos tocadas en algún momento por arqueólogos en prospecciones ligeras que no despertaron gran interés. Podemos hablar así de:
  
8.4.A.- POZO GORDO
                       
            La existencia de un asentamiento romano en la zona de Pozo gordo, junto al pozo y arroyo del mismo nombre y a la Cañada Real Leonesa Occidental, es conocido desde antiguo. Nuestros mayores lo conocían según la tradición oral, como un lugar con tumbas,…donde estaban enterrados los hombres viejos…, y en verdad estas tumbas aún son visibles en un desnivel del terreno, donde las tegulas, reutilizadas de los tejados, asoman muy destrozadas, pero indicando todas un orden que permite seguirlas en el terreno perteneciente a la franja de la Cañada y en parcelas particulares.
                En 1999 arqueólogos de la Junta de Extremadura visitaron el lugar y dieron constancia de ello, pero no se llegó a realizar nada más allá que una prospección del lugar. Dos tumbas fueron excavadas en 2004-05 para extraerlas de la destrucción del arado y colocarlas, una vez preparadas y adecentadas en el Museo de la localidad recreando una clásica tumba romana de época paleocristiana. El arado de vertedera, que nunca había sido usado en estas tierras, sacó a la superficie en el 2004 muchos restos de la villa, incluyendo restos murales de gran tamaño, silos excavados en el terreno, molinos de mano, medias lunas de barro cocido para columnas, cerámica de almacenaje, cerámica de cocina y cerámica de lujo o terra sigillata entre otras cosas.



8.4. B.-  CUELGAZORRAS
                       
            Se puede considerar este yacimiento, o por lo menos una parte del mismo, como el único excavado de forma sería o científica de todo el término, encontrándose publicados los resultados y las conclusiones de la excavación. Esto fue debido a los trabajos realizados en la construcción de la “Autovía de la Plata”  A-66, en el año 1999. Hasta ese momento se sabía de su existencia sólo por los restos de superficie, básicamente material constructivo de época romana tegula plana e imbrex. Durante los meses de abril a junio de ese año, el denominado como “Yacimiento nº 17” Camino de Cuelgazorras, recibió la visita de arqueólogos que efectuaron una serie de trabajos sobre el mismo. Se realizaron 30 sondeos mecánicos que sólo dieron fruto en uno de ellos con un revuelto sin ninguna consistencia de piedras y material constructivo. Y aunque luego se ampliaron con 30 y 45 sondeos más, los resultados fueron estériles.
             El yacimiento debía de hallarse completamente arrasado por los trabajos agrícolas, y únicamente quedarían algunos puntos como el localizado por los sondeos y los restos cerámicos observables en la superficie. Siguiendo el área de afección de las obras,  y mediante el desbroce por niveladora, se encontraron nuevas manchas que fueron excavadas intensivamente hasta llegar a la roca madre. Los trabajos dieron como resultado el hallazgo de 10 silos, estructuras excavadas en la roca y dedicadas a almacenaje, llegando a la conclusión de que nos encontrábamos en lo que se conoce comúnmente como un “campo de silos”.
                        La función original de estos depósitos era la de servir de contenedores, especialmente para el grano, no encontrándose ninguno con el típico revestimiento que en ocasiones aparece  en su interior y que les sirve de aislante para mejor conservación del contenido y como protector de las paredes, aunque si apareció uno de sección piriforme que al final resultó ser el que más material aportó, dentro de la pobreza general del yacimiento. No conservaban ninguno su sistema de cierre, aunque por las piedras encontradas en su interior, su cuerpo superior se hallaría formado por mampuesto de piedra cubierto por una losa de grandes dimensiones.
             Sin embargo cuando fueron hallados, estos silos habían dejado de cumplir con su función primigenia para ser usados en su última fase como vertederos de desperdicios  y de materiales procedentes de su propia erosión hasta su total colmatación.
             Aparte de estos silos, sólo podemos hablar de una estructura de planta más o menos circular, excavada en  la roca y de escasa profundidad y cuya función no se pudo determinar. A esto se le puede añadir una zanja de cronología y función no definidas, restos constructivos, tegula e imbrex, cerámica común, algo de sigillata (cerámica de lujo), restos de grandes contenedores, un percutor en cuarcita, losetas de pavimento, la mitad de un molino de granito muy meteorizado así como restos óseos animales y malacofauna.
             La cronología del yacimiento, aún con dudas aportadas por dos fragmentos cerámicos de Terra Sigillata, no se podría concretar más allá de los siglos I y II d.C.
             El final de los restos fue diverso según la situación de los mismos, en la Vía Principal y en Vía de Servicio fueron totalmente arrasados al rebajarse el terreno por debajo de la cota de la roca madre. Los restos de silos y otras estructuras sin descubrir, situados entre las Vías Principal y de Servicio, al elevarse la cota de la superficie, quedaron sepultados aunque intactos.
             Cuelgazorras se presenta como un yacimiento bastante amplio por los restos que se encuentran en superficie, aunque sólo se ha trabajado en una pequeña parte del mismo. A esto hay que unirle el hecho de encontrarse prácticamente unido a otro yacimiento romano “Las Lagunas”, donde también son observables los restos romanos en superficie y donde se encontró hace algunos años lo que parece ser un pequeño juguete en forma de muñeco, realizado en barro cocido y de unos 8 cm. de largo.
             Es muy curioso que ambos yacimientos se encuentren juntos y a escasos metros de lo que se conoce como “El Portazgo” (donde también se encontró una tumba de tegula muy destrozada en el 2004), fábrica de orujos hoy en día, pero con un nombre que nos indica lugar de tributo, peaje, tasa, y precisamente pegado a la carretera N-630, quizás en  un lugar por donde pasaba la calzada romana Vía 23. A esto hay que añadirle que la unión con la Vía 10 procedente de Regina debería de ser por allí cerca, y el límite entre la Bética y la Lusitania también se encontraba por esta zona, y ahora el yacimiento se nos presenta como un campo de silos de grano. Podría ser una hipótesis, pero los nombres muchas veces no se ponen por que sí, hay algo detrás de ellos, y demasiadas casualidades se juntan en esta zona. La posibilidad de que este lugar actuara como el lugar de peaje en el camino, y que con posterioridad el nombre permaneciera es algo perfectamente posible.
8.4.C.- VALLE HERMOSO
           
            Localizado en el mismo lugar donde se desarrolló el asentamiento calcolítico, es fácil encontrar restos de ambas culturas mezclados en el lugar, pero con un desarrollo mayor en el espacio de la villa romana, que incluye la loma entre los arroyos y el espacio que circunda a estos.
             Es un yacimiento conocido desde antiguo, y de él se conocen restos cerámicos, constructivos, pétreos…, destacando la existencia de silos, donde algún tractor quedó empotrado en los años 80, y especialmente a partir del trabajo con arado de gran profundidad a finales de los 90, que sacó a la superficie columnas, tegulas y numerosas tumbas.

Figura 9: Plano con las principales villae del término municipal.

Junto a estas que hemos comentado, nos encontramos con otras que hay que añadir y que posiblemente no sean las únicas, ni sean sólo restos romanos lo que aparece en superficie, pero por ahora las consideraremos sólo como yacimientos adscritos a la cultura romana.

1. Valle Hermoso, 2. Entre Medallita y Barbaza, 3. Obras Pías, 4. La Vigaría y la Cortapisa, 5. El Amarillo, 6. Los Barros, 7. El Ladrillar, 8. Las Lagunas, 9. Cuelgazorras, 10. El Villar, 11. Cortijo de los Anguianos, 12. Hiel de Vaca, 13. Cañadillas, 14. La Botica, 15. Valdecacho?, 16. Miramiguel?, 17. La Hoya, 18. Cerro de Villalva, 19. Huerta de Morenas, 20. Molino de la Llave, 21. El Jarete, 22. La Sedita?, 23. Fábrica de Cementos, 24. Cerro del Castillo, 25. Pozo Gordo, 26. Ermita Virgen de la Estrella y 27. Los Santos de Maimona.

                                                         8.5. MUNDO FUNERARIO

            La documentación de tumbas a lo largo y ancho del término es antigua, aunque deberíamos decir que esto lo conocemos a través de la tradición oral esencialmente.
             Dado que la mayoría de los yacimientos se adscriben al período romano, damos por sentado que la mayoría de estas tumbas son romanas también, por la descripción de las mismas y sus localizaciones, aunque esto no implica obviamente, que existan otras encuadradas en distintos períodos.
             Aunque ya hemos hablado de ellas al describir los yacimientos, ahora vamos a centrarnos un poco más en las mismas, ya sean tumbas aisladas o necrópolis. Hasta ahora las únicas tumbas visitadas se encontraban en Pozo Gordo, Fábrica de Cementos, Cuelgazorras y Valle Hermoso. A estas tenemos que añadir algunas más agrupadas en diferentes tipos según sean de inhumación o de incineración, subdividiéndose a la vez en tumbas de tegula, lajas o lanchas de piedra, sarcófago, aras y placas epigráficas. Posiblemente no sean todos los tipos, y aún halla más, pero como aquí entramos en el terreno de las suposiciones al haber llegado la información de oídas, no les prestaremos la debida importancia por ahora.
  
8.5.A. TUMBAS DE INHUMACIÓN:

8.5.A.1. SIERRA DE SAN CRISTOBAL

            Situadas en la falda de la Sierra, quizás sean las más importantes de todas, al representar una auténtica necrópolis romana realizada con lajas o lanchas de piedra, que constituirían así el lugar de enterramiento de ese hipotético “pagi” o aldea situada bajo el casco urbano de la población.
             En los años 80, al realizar obras junto al colegio Romero Muñoz, aparecieron varias de ellas, aumentando su número con el discurrir de los años al realizar nuevas obras en la zona. Hoy en día, aún se puede visualizar una de ellas, conservada a la sombra de un almendro y de un pequeño camino, al término de la calle Mirasierra. Construida en dirección oeste-este, sólo conserva las lanchas de piedra laterales, midiendo aproximadamente 130 x 50 cm.
  
8.5.A.2. HOSPITAL CONVENTO DE LA CONCEPCIÓN

            Se encuentra este edificio situado muy cerca de la Sierra y de la plaza principal del pueblo. En el interior de esta magnífica construcción de principios del siglo XVII, también apareció una tumba al parecer romana. Realizando unas obras en los años 80, fue descubierta la sepultura de un niño, desconociendo la forma y estructura de la misma, pues no nos han llegado datos. Si podemos decir que asociado al enterramiento apareció un ajuar que incluía varios juguetes de barro que se deshicieron al tocarlos, y un caballito ([1] Pieza donada al Museo Municipal por D. José Guerrero Roldan, gran amante de los objetos antiguos y defensor de su conservación.) en cerámica, incompleto por el uso dado al  mismo en vida, le falta el jinete y posiblemente un saliente trasero a través del cual producir un silbido al soplar. Este se conserva en el Museo Local, pero no así dos anillos de vidrio que aparecieron también como ajuar y que desgraciadamente acabaron rotos por un descuido y en la bolsa de la basura.

8.5.A.3. VILLA MOLINO DE LA LLAVE

En la zona denominada Dehesa Vieja, y más concretamente en la Villa del Molino de la Llave, sita junto a la Sierra de Cabrera, apareció en marzo de 2004 una tumba erteneciente a la villa romana. El dueño de la tierra se encontraba plantando rosales cuando rompió unas piedras planas, que resultaron ser el principio y el final de la sepultura.
 Una vez dado los pertinentes avisos, fue excavada tras la visita de técnicos de la Junta de Extremadura. Se trataba de una tumba romana tardía, de los siglos IV-V d.C. ya cristiana por tanto, realizada en piedra local y ladrillos macizos romanos, mezclados sin ningún tipo de control o intencionalidad salvo en la cubierta, donde las piedras ocultaban el hueco principal y los ladrillos, aquellos pequeños huecos que las piedras no pudieron tapar. La posición que ocupaba en el espacio tenía la dirección oeste-este, muy cerca de la casa de campo de la huerta.
           La tumba medía 2´30 metros de largo y solo 40 cm. de ancho en la parte este y 45 en la oeste, teniendo una profundidad de 50 cm., habiendo sido realizada con el fondo excavado en la roca propia del lugar, a la que llaman “tosca”.
           Estaba sin profanar, sin ningún tipo de detalle epigráfico, y sobre ella un revuelto de tierra y restos óseos en apariencia humanos que no tenían nada que ver con el interior.
           En su interior totalmente colmatado de barro duro y viscoso, aparecieron tres cuerpos, dos totalmente mezclados en la parte este del enterramiento y uno en posición decúbito supino con la cabeza ladeada hacia el sur. Junto a este último se encontraba un ajuar constituido sólo por una vasija cerámica de 12´5 cm. muy tosca, de color ocre claro, que hoy se encuentra en el Museo Local.
Se trataría de una tumba localizada en la necrópolis de la villa, junto al arroyo Robledillo, lo que explicaría la existencia de otros restos mezclados por la tierra, y la existencia de otras cercanas por descubrir, encontrándose la villa propiamente dicha, sobre un cerro al otro lado del arroyo, donde es fácil observar en la superficie restos cerámicos y constructivos romanos.
  
8.5.A.4. VILLA DE POZOGORDO
           
Como ya hemos indicado anteriormente, las tumbas localizadas en la zona de Pozo Gordo, junto a la Cañada Real Leonesa Occidental, y el camino que desde esta parte hacia Los Santos de Maimona, eran conocidas desde antiguo al ser fácilmente visibles sus restos en un talud.
El propósito de rescatar una de ellas de la destrucción total que poco a poco estaban llevando a cabo los arados en las labores agrícolas, fue debida a la intención de  engrosar los fondos del Museo Local y por tanto el patrimonio municipal y de paso poder reconstruir una tumba típica romana de tegula, para su fácil comprensión por parte de quienes visitaran el museo.
              El trabajo fue llevado a cabo por los tres encargados del Museo en aquel momento, abril de 2005, eligiéndose aquella que parecía más entera y saliente del talud, y por lo tanto más proclive a ser destruida por el arado.

                                             Fig 10: Tumba de tegula en Pozo Gordo.

 Esta se encontraba expoliada, posiblemente desde hacía siglos, muy destrozada e incompleta. Sólo apareció un trozo del posible ajuar cerámico fuera de la misma, y pequeños huesos junto a un posible fémur. De hecho, varias piezas de tegula aparecieron fuera de la tumba, sobre el talud, ennegrecidas por el fuego de los matorrales, y arrojadas allí posiblemente por los trabajadores de estas tierras al ser arrancadas con el arado.
             La construcción constaba de tres tegulas de 56 cm. de largo por 40 de ancho originales, colocadas en el suelo a modo de soporte del cuerpo. A continuación sobre estas se colocaron otras seis a modo de tejado, en posición horizontal, cerrando los extremos otras dos piezas. No fue encontrado ningún trozo de imbrex de los que cerraban la construcción, y de las tegulas, de un total de once que formarían la tumba, tres no existían, completamente desaparecidas por efecto del arado, algo perfectamente observable al seguir la línea del talud.
  
8.5.A.5. SARCOFAGO ROMANO

            Nos encontramos ante una de las piezas funerarias más emblemáticas del pasado romano santeño, un sarcófago romano realizado en mármol. La pieza fue encontrada en el verano de 1934 realizando trabajos en el campo, más concretamente extrayendo piedras para usarlas en la construcción de una carretera, cerca del balneario de “El Raposo”.
             En el momento de su descubrimiento, se fracturó la tapa de mármol que lo cerraba en dos mitades, comprobándose que su interior estaba intacto, sin profanar, apareciendo los cadáveres de un niño y un adulto, junto a un ajuar formado por varias vasijas.   Se trata como vemos, de un monumento romano funerario no visible, un sarcófago de mármol blanco, de época paleocristiana, siglo V, perteneciente a una familia poderosa, puesto que es un objeto de gran valor y caro también en aquella época.
             Durante mucho tiempo se conservó en el patio de una casa del pueblo, pero en 1988, fue sacado de este lugar, se dice que necesitaron a 10 ó 12 hombres para llevar a cabo el trabajo, y fue depositado en lo que se conoce en el pueblo como un “corralón”, o lugar para guardar aperos de labranza o animales, donde sirvió, y debe servir aún como abrevadero para dichos animales.       Los restos de la tapadera que lo cubría se convirtieron en tapas de mesilla de noche, y el ajuar, conservado como adorno en una casa, fue sustraído por un embaucador que amenazó a la dueña con denuncias o algo parecido por tener dichas piezas en casa, para a continuación llevárselas y no volver a saber nada más de ellas.
              Todo esto lo conocemos a través de la ficha realizada por la agrupación Forsan en 1982, con dibujo incluido del mismo, año en el que intentaron comprar el objeto con la intención de incorporarlo al incipiente museo que por estos años se estaba realizando, pero les fue imposible, ya que el precio no bajó nunca de medio millón de las antiguas pesetas, algo inconcebible para una asociación cultural sin ánimo de lucro.


8.5.B. TUMBAS DE INCINERACIÓN. INSCRIPCIONES FUNERARIAS
         
   A continuación y también dentro del mundo romano funerario, vamos a describir las únicas inscripciones de las que tenemos constancia real, por ahora, encontradas en el término de Los Santos de Maimona o por lo  menos conservadas en este lugar. Se trata de cinco piezas variadas en su calidad, soporte y conservación, dos de ellas son bien conocidas y están estudiadas, pero las otras tres las presentamos aquí como inéditas. Agradecemos la traducción de las mismas a Doña Estrella Pachón Amador, profesora de latín.

 8.5.B.1. PLACA FUNERARIA IGLESIA PARROQUIAL

            Es sin lugar a dudas el más destacado de los epígrafes santeños y posiblemente el objeto romano más antiguo conocido del pueblo.
             Empotrado en el muro de la epístola de la Parroquia de N. S. de los Ángeles, se desconoce el origen del mismo, aunque sin estar escrito, se asegura que procede de la zona existente entre las villas de El Amarillo y la Huerta de Morenas, siendo datado a finales del siglo III d.C. Lo que si podemos afirmar con seguridad es que ya se encontraba en el templo, en el siglo XIX, ya que sobre la placa se hicieron estudios en este siglo. Más concretamente en julio de 1890, gracias a una carta conservada, sabemos que Faustino Merlín Aguilar, abogado residente en Madrid, envió una copia manuscrita al padre Fidel Fita, gran entendido de la época, para que realizara su traducción. Este continuaría interesándose por la inscripción, carteándose con el médico de la villa, D. Santiago Merlín, así como con José Cascales y Muñoz en el verano de 1894, el cual le envía una copia realizada por el vocal de la Subcomisión de Mérida D. Manuel Gutiérrez, que envía a su vez un calco a Berlín, a la Real Academia Literaria de Prusia, para su conocimiento.
             Se trata de una lápida de mármol, de 120 x 58 cm. total y un campo epigráfico de 33 x 93 cm., con una rica moldura de 9 cm. con triple motivo decorativo: vegetales, óvalos y casetones de friso. En los lados tiene un rebaje ondulado y varias grietas la recorren sin afectar al texto excepto la fractura que la divide casi por la mitad de arriba abajo, y que ha hecho que en sus antiguos estudios se hable de la pérdida de hasta cuatro letras, que nosotros hoy  no aceptamos por considerarlo muy excesivo.
A cayo Varinio, varón que fue sacerdote flaminal por su piedad / de la provincia de la Bética, / de 70 años, / Varinia Flacina, su hija, ilustrísima mujer, / lo hizo.

 
C(aio) • Varinio • pieta [te] viro • Fla
minali • provinciae • Baeti
cae • annorum • LXX
Varinia • Flaccina • filia • c(larissima) • f(emina)
Fecit

            * PIETATE: datamos la presencia de la por el escrito que Faustino Merlín envía a Fidel Fita en julio de 1890, para la traducción del epígrafe, y por una fotografía de 1974 donde aún se observa la letra perfectamente. Por esto nos alejamos de las lecturas que aparecen en otros estudios que incluyen -ss-, -ti, aedili, etc e incluso IIVIRO (Duoviro). También por construcciones sintácticas semejantes en autores clásicos como Cicerón y postclásicos como Virgilio.
             El término flaminalis (adjetivo) nos hablaría sobre un cargo que había tenido en la vida, no ejerciéndolo en el momento de la muerte, una especie de título honorífico al finalizar el desempeño de su deber. Se trataba de un sacerdocio de culto imperial propio masculino -flamines augusti- y femenino -flaminicae augusti-, elegidos de entre las élites de las comunidades privilegiadas -coloniae et muncipia- de la provincia. Anualmente, se designaba de entre ellos a un flamen y una flaminica -no era extraño que fuesen matrimonio- para ocuparse del culto imperial a nivel provincial, desempeñando sus funciones en el foro provincial de la capital de la provincia.
             Esta inscripción se relaciona con un ara votiva que se encuentra en el balneario de Alange, donde aparece también una mujer llamada Varinia, pero por error del lapidario como Ettaccina, siendo aceptado hoy día que es la Flaccina de Los Santos, la cual se casó con Licinius Serenianus, y juntos dedicaron el ara votiva.
  
8.5.B.2. ARA DEL MUSEO MUNICIPAL
                
            Apareció reutilizada en la zona del Ayuntamiento y Plaza de Abastos, y actualmente se encuentra depositada en el Museo local. Se trata de un ara de mármol, o altar funerario, propio de los rituales de incineración de rito pagano anteriores al cristianismo, y se encuentra conservado en su mitad superior derecho, siendo sus medidas 33´5 x 30´5 x 18 cm. Conserva 4 líneas en la inscripción, suficientes para poder traducirlo prácticamente entero, traducción que ya se llevó a cabo en las jornadas de historia del Ducado de Zafra en 1997.

[D(is)] M(anibus) S(acrum)
[---] Mamilius
[Ma]ximus • Gal(eria) • Con
[trib]utens(is) • an(norum) • LXV

Consagrado a los Dioses Manes / Mamilio / Maximo, de la tribu Galeria / Natural de Contributa, de 65 años de edad /…
  8.5.B.3. ARA DESAPARECIDA

          Sabemos de la existencia de este pequeño monumento por varias fotografías realizadas en 1973-74, procedentes del estudio sobre el pueblo llevado a cabo por los alumnos del Colegio Público Mauricio Tinoco en estos años. Estas reproducciones realizadas en  blanco y negro, pertenecen a un grupo en el cual también aparecen fotografiados otras piezas hoy conservadas en el Museo, por lo que extraña que aún perteneciendo al mismo grupo, este ara se encuentre desaparecido, como mínimo desde 1974, aunque gracias a la fotografía hoy podamos demostrar su autenticidad.
           Se trata de un ara romana conservada aproximadamente en dos tercios de su parte inferior, incluido el fondo que la pieza incrustaba en la tierra para permanecer erguida, con los restos de la patera o plato de fondo plano para las ceremonias religiosas en su costado derecho, que es el único que se observa, y desconociendo sus medidas al no poder disponer de ella para poder tomarlas. Se observan 6 líneas epigráficas bien conservadas y legibles, salvo la primera de ellas, fracturada en su mitad y de la cual no hemos querido por ahora realizar hipótesis sobre sus letras. La traducción correspondería con la siguiente:

+ + + + + + + + + + + /
ann(orum) • LXXX
Flaminica • pro
vinc(iae)  Baeticae • et
Norbensium
H(ic) • S(itus) • E(st) • S(it) • T(ibi) • T(erra) • L(evis)

[…]/ de 80 años / Flaminica de la pro / vincia de la Bética y /
de los norbenses / Aquí está enterrada. Sea para ti la tierra leve.

             Flaminica: Como dijimos anteriormente se trata de un cargo religioso de culto imperial, en este caso femenino, quizás por ser la mujer del flamen. Esto es algo importante, ya que constatamos la existencia de los dos cargos de culto imperial masculino y femenino en una misma zona, situada en el término de Los Santos, quizás ambos formasen un matrimonio y compartiesen dicho cargo flaminal.
           
Al referirse a los norbenses, está hablando de la ciudad de Norba Caesarina, la actual Cáceres.

 8.5.B.4. PLACA FUNERARIA VILLA LA VIGARÍA

                 Placa de la que hemos tenido reciente conocimiento, se encuentra conservada hoy día en una casa particular de la población. Realizada en mármol blanco, la pieza aparece incompleta, con una medidas de 56´5 x 37 cm., sólo conservados en la parte inferior izquierda de la misma, donde se incluyen las letras de al menos 4 líneas escritas. Pieza de gran calidad técnica y excelente grafía nos presenta una traducción que puede ser la siguiente:
Corne[lius]
crescens
Cassia • c(larissima) • f(emina) • ma[ter]
ann(orum)
H(ic) • S(iti) • S(unt) • S(it) • V(obis) • T(erra) • L(evis)
L(ucius) • Cornelius • Fundanus • D(edicat)

A Cornelio / de tierna edad / A Cassia, ilustrísima mujer / de…. años de edad / Aquí están enterrados. Sea para vosotros la tierra leve / Lucio Cornelio Fundano lo dedica

 CRESCENS: Incoativo del verbo Creo, literalmente significa “que empieza a crecer”, “que empieza a vivir”.

 8.5.B.5. EPÍGRAFE SIN RECONOCER

            Esta epigrafía realizada en un soporte de poca calidad, piedra de granito bastante meteorizado, con unas medidas aproximadas de 60 x 40 cm., es poco legible, desconociendo si se encuentra o no incompleta, y si es realmente romana, no pudiendo decir nada más sobre ella, ya que aún no ha sido estudiada en profundidad pero por lo menos aquí queda constancia de su existencia.
             En la actualidad se encuentra empotrada en una pared de casa de campo, siendo su procedencia al perecer la villa del Jarete.
  
9. VISIGODOS

            Con la llegada del siglo V, asistimos a un período de inestabilidad y crisis general provocado por las llamadas Invasiones Bárbaras, que terminaron desmantelando las estructuras romanas, empezando por la importancia de las ciudades, que decaen perdiendo la importancia del período anterior, asistiendo así a una ruralización generalizada en todos los aspectos, acentuándose la importancia del campo y la agricultura como base primordial de la economía.
             Parece ser que las villas, o por lo menos algunas de ellas, continuaron subsistiendo
    reutilizadas dentro del contorno económico y cultural de la ciudad de Mérida, pero la falta de información en esta zona es muy grande, por lo que entramos en el ámbito de las suposiciones, ya que apenas podemos decir alguna cosa realmente cierta con los escasos datos que poseemos, algo generalizado en toda la comarca.
             Pero una realidad es tangible, la cultura visigoda llegó a la zona de Los Santos de Maimona, ya que al menos algunos restos si poseemos de esta época, restos que salvo lo que parecen ser dos pilastras reutilizadas, se encuentran en el Museo de la localidad.
       La posibilidad de que la actual parroquia se asiente sobre restos visigodos no es algo descabellado, si nos atenemos a la pervivencia de la población en el lugar y a unos restos arquitectónicos, situados hoy, en la fachada de una casa particular de la Plaza Chica, reutilizados casi con toda seguridad, y sospechosamente muy cerca de la Parroquia. La similitud con pilastras o columnas del mismo tipo en Mérida son evidentes, repitiendo motivos florales de ocho hojas y circunferencias con seis pétalos.

           

Fig. 15 y 16: tenante de altar y cimacio. Ermita visigoda de la Sierra de San Cristóbal.


Junto a estos elementos también existen otros, de tipo constructivo, más concretamente un cimacio, lo que parece ser un resto de “pila bautismal” y un tenante de altar en forma de pequeña y tosca columna. Son restos procedentes de un edificio religioso, que pudo haber estado situado en la zona de la Parroquia, por la costumbre de colocar los edificios religiosos una cultura sobre otra, como símbolo de prepotencia sobre el vencido, con lo cual pertenecería al mismo conjunto anterior de la fachada de la casa. O bien podría pertenecer a una ermita, que las crónicas más antiguas colocan en la Sierra de San Cristóbal, haciéndose eco de la antigüedad de la misma. Un aspecto que refuerza esta hipótesis se encuentra en el hecho de que estos restos llegaron al Ayuntamiento a mediados de la década de los 60 del siglo pasado, justo cuando se estaban realizando los trabajos de la cantera en la sierra, aún hoy visibles. Situadas estas ruinas en el promontorio más elevado, sus restos murales eran conocidos en el pueblo con el curioso nombre de “El Santo” (si se tiene en cuenta el nombre actual del pueblo “Los Santos”), lugar muy visitado por los niños en sus momentos de ocio y juegos, calificándolo siempre con el mismo apelativo, según me han comentado. La posibilidad de que al llegar las obras de la cantera a ese lugar fueran rescatados los escasos restos que allí se encontraban, son muy grandes, si se tiene en cuenta además que todos los restos pertenecen a un edificio religioso.
Simplemente añadir que en las dispersas villas del contorno, algún resto parece hablarnos del mundo visigodo, como por ejemplo una vasija de tipo jarra, procedente del ajuar de una tumba de la villa de las Obras Pías. Sus similitudes con las del mismo tipo de Mérida son como los otros artefactos evidentes. Y del mismo modo no dejar de lado el Cerro del Castillo, en un momento de crisis continua, la posibilidad de que el cerro estuviera ocupado por los visigodos es algo factible, pero pendiente de excavaciones que lo confirmen.
             Son como se ve, todo resultado de conjeturas o de realidades hipotéticas, aunque es evidente que el mundo visigodo tuvo aquí su impronta más o menos importante.   

10. CASTILLO MEDIEVAL DE LOS SANTOS DE MAIMONA

            Como ya hemos comentado a lo largo de toda la exposición, la importancia del Cerro del Castillo se hace patente a través de los tiempos al convertirse en una pieza fundamental, tanto como zona de asentamiento y población, como eminente lugar de control y defensa del territorio y los caminos que lo rodean.
             Dejando atrás los siglos de oscuridad informativa tras su destrucción, los únicos escritos que hemos podido encontrar que hagan referencia a la fortaleza se sitúan ya en el siglo XIX. En la obra de 1845 “España Pintoresca e Histórica de Francisco de Paula Mellado”, se nombra el lugar como una colina con restos árabes; PASCUAL MADOZ en 1846, en su “Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico”, nos dice que el castillo se encuentra arruinado en su mayor parte, llamándolo con nombre propio, Castillo de Marimón. Un poco más tarde en 1887, Nicolás DÍAZ Y PÉREZ en su obra “España. Sus Monumentos y Artes. Su Naturaleza E Historia. Extremadura”, se ocupa un poco más del lugar, diciéndonos que en el cerro del arruinado castillo, se asentó la antigua Segeda Augurina romana, atreviéndose a afirmar incluso que pertenecía a los últimos tiempos del emperador Trajano. No está en acuerdo con MADOZ al nombrarlo este como de Marimón, ya que eso en algo árabe y PÉREZ defiende el origen romano para control de las vías que confluían al pie del cerro. Pero continúa PÉREZ aún más y nos dice que la fortaleza fue ocupada después por los godos, y en la invasión de los árabes, tras el sitio y toma de Mérida por Muza, un capitán de este, llamado Marimón, ganó la fortaleza; la cual fortificó para su residencia, sirviéndole también como baluarte en la frontera con Andalucía. Algunas de estas cuestiones serían retomadas de nuevo en el “Diccionario Hispano Americano” de 1896.
             No podemos hacer mucho caso de estas divagaciones pseudohistóricas sin base realmente científica, muy propias del siglo XIX para realzar la antigüedad de los pueblos o lugares, unas afirmaciones que se han repetido posteriormente hasta prácticamente nuestros días pero sin un apoyo sólido.

 10.1.- CONSTRUCCIÓN

            Considerando que el cerro del castillo estuvo ocupado por los visigodos y este acabó siendo conquistado por los árabes, la fortaleza pasaría a convertirse en un punto importante en la red defensiva musulmana, sobre todo del período almohade, junto con las también fortalezas árabes de Alange, Montemolín, Hornachos y Reina. De esta época son restos de cerámica vidriada que incluye un trozo de plato con grafía árabe. 

Fig. 17: Cerámica árabe procedente del Castillo
           Posteriormente los cristianos conquistarían el lugar tras la toma de Mérida, aproximadamente en 1230 -35, ya que en 1234 cae Alange y un año después le sucede lo mismo a Hornachos. En la escritura de donación de Mérida por Alfonso IX a la Orden de Santiago, el 2 de junio de 1229, los límites de la ciudad llegan hasta la Atalaya del Pelado, Feria, Zafra y el Cabezo de Maymona, volviendo al norte por la linde de Alange. No se hace alusión a población alguna, pero si a Cabezo de Maimona, repitiéndose esto con relativa frecuencia en la documentación de la época, sin nombrar nunca a Los Santos.
             En 1284, el rey Sancho IV levanta Acta de Posesión de la villa por el obispo de Badajoz, apareciendo ya el nombre de Los Santos, como población que nada tiene que ver con el cabezo de Maimona, empleándose a partir de entonces ambos términos indistintamente hasta el siglo XIX cuando ya sólo se usa el  nombre completo de Los Santos de Maimona.
             El dato más importante sobre la construcción del castillo de nueva planta cristiano, sobre las edificaciones anteriores, ya fuesen árabes o también cristianas, nos lo ofrece la “Estoria de la Orden de la Caballería de Señor Santiago del Espada” de Pedro Orozco y Juan de la Parra en 1480. En ella el maestre número 39 de la Orden, el primer marqués de Villena, Juan Pacheco (1467-1474), “…comenzó a labrar el castillo de Los Santos de Maymona que después que falleçio fue derribado…”. Este es por ahora, el único testimonio escrito encontrado sobre la construcción de la fortaleza. Los Libros de Visitas de la Orden de Santiago, tan minuciosos en todo, aquí  no aportan ningún dato sobre la fortificación, y lo mismo ocurre con el Archivo Judicial de las Órdenes o de Toledo, en el que tampoco hay la más mínima referencia a este emplazamiento. De no haberse destruido el castillo existiría algún tipo de relación entre el Comendador y el Consejo de la Órdenes, en cuanto a las obras necesarias como ocurre con otras fortalezas, originándose pleitos, provisiones reales y otros documentos que en alguna ocasión harían relación a Los Santos de Maimona.
            
10.2.- DESTRUCCIÓN

            El nuevo castillo nació en un momento problemático, de grave crisis en el reino de Castilla y León y en un lugar, que lo convertía en una fortaleza de frontera, límite entre dos realidades tan diferentes como la Orden de Santiago y el Condado de Feria, esto hará que no sea ajeno a las disputas y pleitos entre ambos territorios. Los acuerdos entre el Maestre de la Orden, Alonso de Cárdenas y el II Conde de Feria, Gómez Suárez de Figueroa nos privarán de contemplar el castillo, derribado a cambio de otras concesiones de la casa de Feria, no siendo esto un acto testimonial, ya que son numerosos los pactos entre ambos mandatarios.
             El problema de fondo que terminó con el derribo de la fortaleza, podría simplificarse de la siguiente manera. Al morir el Maestre Juan Pacheco en 1474, la plaza para ocupar su cargo en la Orden de Santiago quedó vacante, siendo varios los interesados en acceder a ella. Uno de ellos, a la postre el vencedor, fue Don Alonso de Cárdenas que hubo de enfrentarse a los demás, incluido el II Conde de Feria, Gómez Suárez de Figueroa, que además reclamaba la villa de Los Santos para la ciudad de Badajoz.
             El conde, según las crónicas, intransigente y duro hizo uso inmoderado de su poder y despotismo provocando muchas alteraciones en los pueblos de la comarca, enfrentándose a lo largo de 1475 varias veces a Alonso de Cárdenas, siendo derrotado en Jerez de los Caballeros y Guadalcanal.
             Sin embargo, a finales de año llegan a un acuerdo, que no parece lógico si se tiene en cuenta la evolución de la guerra. Por el acuerdo firmado el 18 de septiembre de 1475 entre ambos contendientes, el Maestre Cárdenas y el Conde de Feria, el castillo de Los Santos debía ser derribado a cambio de que el conde reconociese a Cárdenas como Maestre de la Orden de Santiago. Como aparece escrito en el pacto, con unas palabras que no dejan lugar a dudas, el castillo debía ser entregado al comendador de Medina de la Torres, Pedro Zapata, el cual se encargaría de demolerlo (no así el comendador propio de la villa):

[…] quel dicho Pedro Zapata comenzara a derribar la dicha fortaleza de Los Santos y lo comunicara y non alzara mano del dicho derribamiento fasta la allanar, e poner todo por el suelo en manera que en ella non quede fuerça ni edificio alguno levantado, por tal via quel dicho señor Conde se contento […].

 Y es más, en caso de que la fortaleza no fuese entregada a Pedro Zapata, se supone que por el comendador local, entonces el Maestre y el Conde juntos la conquistarían “…por fuerça y rigor…”, para a continuación entregarla a Zapata y ser derribada con la mayor brevedad posible. Y así fue, cumplió la labor asignada al pie de la letra, pues realmente, allí arriba no queda prácticamente nada que sobresalga algo más de los cimientos, quedando todo derribado y arrasado.
Me atrevería a incluir que en su destrucción, además del lógico pico y pala con la fuerza del músculo humano, también debió de usarse la pólvora, algo que no era nuevo en aquel momento, sino más bien todo lo contrario, y además por la premura en destruirlo cuanto antes. Ambos métodos pudieron usarse, sobre todo si se tiene en cuenta una pequeña parte de muralla en el lado sur, con una inclinación sospechosa quizás provocada por el derribo de las explosiones, y por supuesto el trabajo manual para dejarlo todo arrasado a la misma altura.
             Resulta un poco chocante que se procediera al derribo de un edificio recién terminado, con el costo económico que debió suponer, y además siendo como era un punto de defensa del territorio santiaguista frente al conde, una especie de cuña sobre el territorio de Feria que no le agradaría para nada al combatiente conde que también hizo derribar el castillo de Salvatierra por razones políticas, aunque este fue reconstruido poco después, cosa que en Los Santos no sucedió.
             Podemos resumir diciendo que de esta manera el Maestre Cárdenas recibía por la pérdida de la fortaleza, la promesa del señor de Feria de no intrigar más para la obtención del maestrazgo de Santiago. En el juego de poderes entre los dos dignatarios, Cárdenas permitió la pérdida del castillo de Los Santos a cambio de su tranquilidad personal.
  
        10.3.- ¿CÓMO ERA EL CASTILLO?
           
A partir de los restos que aún subsisten en el cerro se puede llevar a cabo una hipotética reconstrucción de cómo sería aquel castillo del siglo XV.  Parece ser que la planta de este emplazamiento sigue las directrices generales nacidas bajo las teorías de la segunda mitad del siglo, principalmente en cuanto al perímetro de los muros, formando un octógono con una torre defensiva en cada ángulo. Esta era la moda del momento en Europa, defendida por tratadistas como Francesco DI GIORGIO MARTINI (1439-1501), en su “Tratado de  de Arquitectura Civil y Militar”, donde defiende las murallas en forma de rombo, plantas en octógono, pentágono, hexágono…encaminadas a la defensa contra las armas de fuego, cuyo uso proliferaba en la segunda mitad del siglo XV. Estructuras como la del castillo santeño, que sobre una planta de hexágono, intercala en los ángulos y en los puntos medios de los lados, torres adosadas o cubos defensivos, como sucede en los castillos de Valencia del Ventoso y Medina de la Torres, ambos de planta central también.
Por fotografías aéreas, la planta del castillo debía de tener una superficie de casi 5.000 metros cuadrados, con aproximadamente 124 metros en el lado más largo y 74 en el más corto. 
Para la construcción de la mole militar se usó básicamente mampostería, con piedra de pequeño tamaño, recibida con cal y tierra, aunque es fácil encontrar ladrillos macizos desperdigados por el cerro, desconociendo de la mayoría su procedencia, árabe o cristiana o su funcionalidad. En algunas zonas como el aljibe o la torre del homenaje se observa un duro estucado de la pared con varia marcas en forma de pez sin definir, solo esbozado, quizás marca propia de los maestros albañiles que  realizaron el trabajo.
             En el centro del castillo, hacia levante, se construyó la llamada Torre del Homenaje, la más grande e importante del conjunto. La documentación no recoge como era dicha torre, pero podemos hacer una serie de conjeturas basándose en lo que aún queda. De planta rectangular de 15 x 12 metros y un grosor que oscila entre 1´85 y 2´90 metros, tiene las esquinas redondeadas, achaflanadas, al igual que el castillo de Feria que por las mismas fechas seguía recibiendo reformas en su construcción. El interior estaría formado por un rectángulo de 6´40 x 9´20, con un pequeño espacio vacío en una esquina del cual desconocemos su significado. De esta gran torre (de cuya altura no podemos decir nada), en su muro norte, parte una muralla también muy gruesa de 2´80 metros, la cual parece llagar hasta la muralla a la zona donde se encontraría la puerta principal del castillo, convirtiéndose en un muralla diafragma que divide la fortaleza en dos, compartiendo así otra similitud con el de Feria.
            Sin lugar a dudas lo que más llama la atención al visitar los restos, es la zona del aljibe, también lo único observable desde la lejanía. Situada en la parte suroeste de la fortaleza, se trata de una torre rectangular de 6´5 x 8´5 metros, en cuyas parte inferior existe un vaso excavado en el terreno de 3´40 m. de profundidad.  El suelo y las paredes de este vaso son, en su cara interna de ladrillo, revocado con una argamasa durísima. No cabe duda de que se trata de un aljibe, observándose aún los mechinales de su cubierta a nivel de la superficie del terreno colindante. Este tipo de aljibe en la parte inferior de una torre se
Fig18. Restos del Aljibe

encuentra también en el castillo de Los Arcos cerca de Almendral y en la Torre de los Osos de la Fortaleza de Mérida. De todas formas este aljibe no es óbice para que existan otros repartidos por lo que podríamos llamar patio de armas, hoy completamente ocultos. Hay que decir también que junto al muro este del aljibe se encuentra una pequeña puerta realizada en ladrillo, que podría corresponder a una poterna o puerta secundaria de acceso a la fortaleza.   
Sólo tres torreones defensivos o cubos se pueden hoy contemplar siguiendo la muralla, desconociendo cuantos puede haber bajo tierra. Uno de ellos situado en el lado oeste de la fortaleza, es macizo con un pequeño sobresalte en la parte inferior que le conferiría robustez, y por que no, un poco de elegancia. Su diámetro es de 4´40 metros, y desde él parten dos lienzos de murallas perfectamente visibles y otra en un piso superior. En la zona oeste y en el norte, dos cubos abiertos, vacíos en su interior, reforzarían esas zonas. Ambos comparten saeteras rectangulares, desde las cuales usar las típicas flechas pero también ya, las armas de fuego, por eso son bastante amplios. El primero de los cubos de un tamaño de 5´15 x 5´40 m. posee dos saeteras, y el segundo con un tamaño de 4´90 x 5´15 m. posee cinco, simples vanos conseguidos por dos piezas rectangulares de granito y colocados en paralelo, con una separación aproximada de 15 cm.

Fig. 19: restos del cubo en la parte W. de la muralla.

            Hacia el oeste se encuentran una serie de muros que se cruzan, desconociendo por ahora el significado de los mismos, al igual que otras construcciones del interior, todas pendientes de alguna futura excavación.
             La funcionalidad de la fortaleza santeña no solo fue la militar, cuando se levantó de nueva planta en el siglo XV, también lo fue para cumplir con otras funciones paralelas, administrativas, económicas, políticas, simbólicas, etc.

Fig. 20: Principales restos visibles del castillo en la actualidad.

10.4.- ACTUALIDAD

            Hoy en día se puede acceder al cerro posiblemente por el mismo camino que existía en la Edad Media, y que conduce directamente a la entrada principal del castillo. Es la subida más sencilla y corta, y la que menos pendiente posee, si acentuamos el último tramo.
Hay que recordar que desde que el castillo fue derribado, y por tanto abandonado tras ser ocupado el lugar desde prácticamente el 2.500 a.C., los cambios sufridos en el cerro fueron mínimos hasta la llegada del siglo XX. En los años 20, casi toda la piedra producto del derribo fue recogida para usarla en la construcción de caminos o carreteras cercanas, Por eso quizás llame la atención la poca piedra que se encuentra allí arriba si el castillo era tan grande.
De nuevo permanecería en su silencio encerrado hasta que en los años 80, como comentamos durante el calcolítico, la AGRUPACIÓN CULTURAL LOCAL FORSAN actuó allí para recuperar los restos enterrados de la fortaleza. Los restos cerámicos, y de otros tipos recuperados entonces, se encuentran hoy en el Museo Municipal, destacando puntas de flecha de hierro, restos de espadas y de lanzas, monedas del último período de vida del castillo reinando Enrique IV, botones, objetos religiosos (Cruz de Caravaca y Medalla de San Benito) y un excelente remate de estandarte realizado en bronce dorado.

Fig. 21: Remate de estandarte

            Si hoy en día están a la luz los restos del castillo y se conservan piezas de este en el Museo, es gracias a Forsan, sirva esto un poco como homenaje a aquellos entusiastas que buscaron con pocos medios, la historia del pueblo entre las ruinas.
      Y para terminar, y esta vez como homenaje al Castillo, recuperamos este poema del último tercio del siglo XIX, que Acacio Cáceres Prat dedicó en su Historia Lúgubre a su madre, nacida en Los Santos:

Mansión de eternos encantos,
un pueblo reposa allí:
es el pueblo de Los Santos,
pueblo de recuerdos tantos,
tan sagrados para mí.
Con sus huertas y olivares,
con su torre que descuella
dominando sus hogares,
con sus viñas y encinares,
con su ermita de la Estrella.
Y allá las ruinas desiertas
de un castillo que corona
un cerro sobre sus huertas,
¡quizás las historias muertas
de Los Santos de Maimona!
De los árabes hechura
en sus tiempos más lejanos,
fue tal vez su sepultura,
al vencerlos en la altura
los valientes castellanos.
Con torres, puentes y fosos,
 tal vez fuera aquel castillo,
en sus tiempos más gloriosos
albergue de poderosos
señores de horca y cuchillo.
Hoy, ruinas, escombros, nada,
ni un resto monumental
de su grandeza pasada,
ni el pendón de la mesnada
de aquel castillo feudal.
Ya sus torreones gruesos
cayeron, y en un cerro inculto
yacen sus muros espesos
como los fósiles huesos
de un cadáver insepulto.
Y el pueblo, al pie del sombrío
montón de tétricas ruinas,
agrupa su caserío,
con un arroyo por río,
entre olivares y encinas…   
un pueblo reposa allí:
es el pueblo de Los Santos,
pueblo de recuerdos tantos,
tan sagrados para mí.
Con sus huertas y olivares,
con su torre que descuella
dominando sus hogares,
con sus viñas y encinares,
con su ermita de la Estrella.
Y allá las ruinas desiertas
de un castillo que corona
un cerro sobre sus huertas,
¡quizás las historias muertas
de Los Santos de Maimona!
De los árabes hechura
en sus tiempos más lejanos,
fue tal vez su sepultura,
al vencerlos en la altura
los valientes castellanos.
Con torres, puentes y fosos,
tal vez fuera aquel castillo,
en sus tiempos más gloriosos
albergue de poderosos
señores de horca y cuchillo.
Hoy, ruinas, escombros, nada,
ni un resto monumental
de su grandeza pasada,
ni el pendón de la mesnada
de aquel castillo feudal.
Ya sus torreones gruesos
cayeron, y en un cerro inculto
yacen sus muros espesos
como los fósiles huesos
de un cadáver insepulto.
Y el pueblo, al pie del sombrío
montón de tétricas ruinas,
agrupa su caserío,
con un arroyo por río,
entre olivares y encinas…  

BIBLIOGRAFÍA:

-“Placa Romana de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles”, en Revista de Estudios Extremeños, Tomo XXIX, II, Diputación Provincial de Badajoz, Badajoz, 1973.
-Documentos de FORSAN. Años 80.
-Documentos del Archivo Municipal de Los Santos de Maimona.
-EGUILUZ, L. et al. “Vulcanismo lávico y explosivo en la cuenca carbonífera de Los Santos de Maimona (Zona de Ossa-Morena, Badajoz)”, Geogaceta, 37, págs. 47-50.
-ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, Juan Javier. “Informe sobre las excavaciones del Castillo. Miguel Gómez Rey y Jacinto Gallego Lozano”, Datos de Archivo, Ayuntamiento de Los Santos de Maimona, Los Santos de Maimona, 1987.
-FALCES, Santiago; RODRÍGUEZ, Sergio. “Análisis taxonómico de los corales solitarios sin disepimentos de la Cuenca Carbonífera de Los Santos de Maimona (Badajoz, SO de España)”, Revista Española de Paleontología, Nº Extraordinario, 1993, págs. 109-117.
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-MUÑOZ HIDALGO, Diego M. “Un miliario en Los Santos de Maimona (Badajoz) pertenecientes a la vía 23 del Itinerario de Antonino”, Gonzalo Arias en El Miliario Extravagante, 36, 1992, págs. 14-17.
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-RODRÍGUEZ, Sergio. “Development of coral-facies during the Viséan at Los Santos de MaimonaSW Spain. Recent Advances in Coger Carboniferous Geology”, Geological Society Special Publication107, págs. 145-152.
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-VERGARA MONTAÑO, Ángela. Estudio de Recursos de Los Santos de Maimona, Proyecto fin de carrera, Cáceres, 30 de junio de 2001, inédito.
-VV.AA. “Homenaje a la Dra. Dª  Milagro Gil-Mascarell Boscá”, Extremadura Arqueológica, -V, Junta de Extremadura, Mérida, 1995.
-VV.AA. “Volumen en Homenaje al profesor Bermudo Meléndez I”, Coloquios de Paleontología, 46, Editorial Complutense, Madrid, 1994.
-VV.AA. España vista por los escolares, Colegio Nacional “Mauricio Tinoco”, Los Santos de Maimona, 1973-1974.
-VV.AA. Extremadura La Historia, Hoy Diario de Extremadura, Badajoz, 1997.
-VV.AA. Revista Cultural Forsan, Asociación cultural Forsan, Los Santos de Maimona, Números 0, 1 y 2, 1982.


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