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“ASOCIACIÓN HISTÓRICO-CULTURAL MAIMONA”, así como los frutos de los trabajos de investigación y análisis presentados en las

JORNADAS DE HISTORIA DE LOS SANTOS DE MAIMONA Y LA ORDEN DE SANTIAGO, celebradas en esta Villa de Los Santos de Maimona, que en este año, 2012, han cumplido su IV edición.

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martes, 14 de febrero de 2012

EZEQUIEL FERNÁNDEZ SANTANA COMO DIDACTA DE LA LITERATURA.

José  Soto Vázquez  [1]

(Universidad de Extremadura)


       A medida que el lector se adentra en la obra de Fernández Santana, descubre que las facetas que ocuparon su vida son tan extensas que están necesitadas de más trabajos que los existentes hasta la fecha. En este sentido, nuestro estudio es una aproximación a la vertiente didáctica, con profundización en los preceptos teóricos y el marco social en el que nace, de su producción literaria. En particular, tomaremos como referencia los cuentos que editó en el Boletín Parroquial, cuya principal difusión estaba destinada al consumo interno en las Escuelas Parroquiales. Una literatura nacida de la prensa católica y con unas normas preceptivas acordes al momento en que surgen, así como al contexto en el que se producen: el catolicismo extremeño de principios del siglo XX.
 
Palabras clave: Didáctica de la lengua y la literatura, Ezequiel Fernández Santana, escuelas, literatura infantil.
    


Los Santos de Maimona en la historia II,
Los Santos de Maimona, 2010,
Fundación Maimona, págs. 159-185.
ISBN: 978-84-614-2884-7


                 

Ezequiel Fernández Santana como teórico de la literatura


            Para conocer la pedagogía lingüística y literaria de Fernández Santana, hemos creado un estudio sobre su concepción teórica y práctica del quehacer literario. Por ello hemos estructurado el análisis en dos apartados diferentes:
1. La Buena Prensa en la obra de El Cura de Los Santos.2.Poética literaria de Ezequiel Fernández Santana.


            En el primero nos ocuparemos de la importancia de la prensa en la región, en particular, y en toda España en general. Nos acercaremos a los valores morales y sociales que se defendían con el movimiento denominado de la Buena Prensa, a la vez que pretenderemos fechar y acotar sus características. Tras este primer acercamiento, el estudio pone de manifiesto la importancia que le prestó El Cura de Los Santos, como demuestra la relación entre nuestro escritor y la prensa de esta ideología. Además, incluimos obras menores que apuestan por su afiliación dentro del movimiento de la Buena Prensa.

            El segundo apartado obedece a una intención distinta. Si en el anterior se incluye dentro de un movimiento periodístico, este segundo epígrafe se ocupa de la poética cuentística de Ezequiel Fernández Santana. Si bien el movimiento de Literatura de Acción Social no se recoge como tal en ningún manual de literatura, la producción de novelas y cuentos que nacen de las obras sociales emprendidas por la Acción Social o por el Patronato Social de Buenas Lecturas de la Buena Prensa, en colecciones como la Biblioteca Patria. obedece a una serie de normas estilísticas muy claras y marcadas. Intentaremos incluir la producción cuentística de Fernández Santana en estudios futuros, de momento sirva como adelanto el análisis del mundo literario “perfecto” diseñado por nuestro autor en sus cuentos. De este modo, el capítulo recoge, analiza y reúne las citas textuales que reproduce en sus cuentos sobre el quehacer literario, concediendo un lugar destacado al receptor literario como elemento fundamental en el circuito literario, y, en segundo lugar, a la propia creación literaria, entendida como la plasmación del libro adecuado para el lector modelo.

1.- La buena prensa en la obra de El Cura de Los Santos

           
En la prensa católica regional encontramos diferentes características de interés. De un lado, existía una línea tradicional que difundía aspectos religiosos relativos al calendario eclesiástico sin más. Sin embargo, nacerá una nueva prensa cuyos contenidos serán estrictamente sociales, en alusión a la Acción Social europea y española, aparecerá por igual en ambas provincias. Los primeros intentos de prensa católico-social en Cáceres vendrán de la mano de José Polo Benito[2] de quien leemos en “Era Nueva”, periódico republicano cacereño de 1912, un artículo de Juan Luis Cordero ensalzando su labor como fundador de “El Regional”, donde se publica por primera vez el Reglamento  de la Sociedad Cooperativa Obrera.El Regional” comienza a editarse en 1914, coincidiendo con el año de aparición de Del Periodismo Católico. Posteriormente, Polo Benito se traslada a Toledo, pero mantiene su intención de resurgir Las Hurdes, actividad que compagina con la redacción de ensayos como El problema agrario extremeño (1919).

            Polo Benito, junto a León Leal, será uno de los más claros exponentes del catolicismo social cacereño, entendido desde la encíclica Rerum Novarum de León XIII, su institución más señera será la creación de la Caja de Ahorros de Plasencia.

De igual forma se atestigua el Catolicismo Social en la otra diócesis cacereña, como ejemplo, en la crónica del “Boletín Oficial de la Diócesis de Coria[3] de 1915, se incluye un artículo acerca de la Asamblea Parroquial de San Mateo, Cáceres, que alaba la labor de la Asamblea:

El resultado práctico de la misma parece será la fundación de una escuela diurna exclusivamente parroquial bajo la inspección y dirección del propio párroco.
     
León Leal será el presidente de la Asamblea Diocesana de Coria en Acción Social de Cáceres, en 1915.

            Con posterioridad, 1916, en el mismo “Boletín[4], se recoge un artículo con el título La prensa Católica en la Diócesis de Coria, que recomienda a los feligreses una serie de rotativos diocesanos, entre los que figuran el “Diario de Cáceres” y la revista “Guadalupe”. Éstas fueron las dos únicas publicaciones católicas de la Diócesis que tuvieron la aprobación del Prelado Ramón Peris Mencheta:

(…) en estos tiempos en que tan cruda guerra se hace a la Iglesia manifiesta o veladamente, por la prensa impía asalariada y egoista.

1916 será muy fructífero en la lucha del clero extremeño contra la prensa laica, como se confirma en un artículo de la Diócesis de Coria titulado El día de la Buena Prensa, donde la Junta Central de la Asociación Nacional de la Buena Prensa persigue la creación en España del Día de la Prensa Católica[5].

En este empeño, sólo tres meses después, hay un artículo firmado por el obispo en el que reflexiona sobre el Día de la Buena Prensa y las publicaciones católicas[6]:

Abrieron los ojos los católicos, cuando vieron los estragos que causaba la mala prensa, que dueña entonces de casi todo el periodismo  (...) extendiendo por todas partes el naturalismo y liberalismo en su odio al catolicismo, esparciendo a la vez doctrinas insanas propugnadoras de la inmoralidad  (...) desprestigiada la religión y atacada la autoridad sin que hubiera dique alguno que la contuviera.
    
Los católicos reflexionaron que con las mismas armas que se valía la  mala prensa para implantar sus funestos ideales, podían utilizarlas también los católicos en pro de los intereses religiosos sociales y resplandeciera de ese modo la verdad, la justicia, la virtud y la fe y hasta la razón ultrajadas por la mala prensa.

Empezose la campaña multiplicando los periódicos católicos y revistas científicas y piadosas, restando los seminaristas subscripciones a los malos periódicos y sumando a los buenos, formando el aguerrido ejército de los legionarios desplegados como extensa red por todos los ámbitos de la península.

            Se fija el 29 de junio (festividades de San Pedro y San Pablo), como el día de la Prensa Católica, según confirma el Arzobispo de Sevilla, el Cardenal Almaraz y Santos, en una carta que recibe del Cardenal Secretario del Estado de su santidad en el Vaticano con fecha de 26 de mayo de 1916. Como actos celebrativos se propone rezar una oración y pedir limosna para la Prensa Católica de la Diócesis de Coria.

            Retomando a la prensa placentina, entre 1900 y 1936 tenemos constancia de numerosas publicaciones católicas aparecidas en la ciudad y sus cercanías. Entre ellas apreciamos alusiones a Polo Benito y a otros periódicos de corte católico[7], como puede observarse:
           
         “La Región”. “El Regional”. Fundado en 1914 y dirigido por José Polo Benito. Muchos de sus artículos estarán encaminados a mejorar la vida de la comarca de Las Hurdes. En  1921, número 40, aparece un artículo con el sobrenombre de "Las Hurdes" firmado por José Polo Benito, por entonces Secretario y Deán del Cabildo placentino. En el número 121, 1923, se redacta un homenaje a Polo Benito, con motivo de su traslado a la catedral de Toledo, en el que se enumeran sus títulos principales: El problema Agrario Extremeño, Del Periodismo Católico y El Pasionario del Retablo mayor Placentino[8].
         “El Faro de Extremadura”. Entre 1930 y 1936 fue uno de los promotores del  homenaje a Gabriel y Galán[9]. En junio de 1931 relata el viaje de Polo Benito, ya representante a Cortes por la candidatura republicana agraria de Acción Nacional, a La Vera y El Valle de Ambroz[10].
         “La Crónica de Plasencia”.
         “El Cruzado Extremeño”.
         “El Despertar Extremeño”.
         “El Escudo de la Fe”.
         “El Fomento de las Vocaciones Sacerdotales”.
         “Las Noticias”.
         “El Sembrador”.
         “A los Católicos Placentinos”.
         “Boletín del Obispado de Plasencia”.
         “La Patria Chica”.


Entre los periódicos literarios, que incorporan composiciones religiosas tenemos:

-          “Letras”.
-          “La Dehesa del Tajo”.
-          “El Eco Lusitano”.
-          “Las Noticias”. Católico y literario.
-          “Ortus”.
-          “Plasencia Artística”.
-          “Plasencia Ilustrada”.
-          “Sementera”, del Colegio Escolar Santiago Ramón y Cajal.
-          “El Ateneo Placentino”, redactado por los alumnos del Colegio de Segunda Enseñanza.
-          “La Aurora”.
-          “Las Noticias”, Católico-literario.

Como predecesores de esta tendencia surgida a principios del siglo XX, en la comarca de La Vera hay un precedente, con casi treinta años de antelación, personalizado en la figura del Padre Mora, con una destacada inclinación por la divulgación de sus ideales liberales a través de la prensa, fruto de ese interés por ilustrar a sus feligreses nace la revista semanal “Los neos sin careta”, aparecida en 1870[11].

De este modo, se aprecia un primer intento regional de publicar una prensa católica, la cual ya existía tradicionalmente en Extremadura, unida al movimiento social, que pretende ser enemiga de la prensa laica, también presente en la región. Para ello se apoya al movimiento social desde las diócesis bajo el título de Buena Prensa y se pretende dignificar, aconsejando a los feligreses sobre qué tipo de publicaciones deben leer, cuáles son sus titulares… Se institucionaliza un día de la Buena Prensa en el que elogiar la labor de estos rotativos, al tiempo que se pretende que sean vehículos sobre los que fluyan las nuevas ideas surgidas de la Acción Social. Además, se le adorna con literatura folletinesca y cuentos breves, con la misma intención que la denominada literatura de Acción Social, que a semejanza de  la literatura decimonónica persigue un modelo costumbrista heredero de los escritores realistas.

            En este sentido, para Fernández Santana, como miembro de la Acción Social, uno de sus principales intereses será dignificar la prensa católica y difundir sus ideales. Sus primeros pasos aparecen recogidos en Nuestra Escuela donde publica una enumeración de periódicos defensores de la prensa y de colaboradores de sus dos periódicos (Nuestra Escuela y Boletín Parroquial), en señal de agradecimiento:

·          Enrique Reig.
·          Curro Vargas.
·          Marcos Suárez Murillo.
·          Bofarull y Romaña.
·          José Polo Benito.
·          Gregorio Martínez Monedero.
·          Ramón Donoso Cortés.
·          Santiago Gaspar.
·          “El Eco de Cuenca”.
·          “El Diario de Valencia”.
·          “El Correo Español”.
·          “El Noticiero Extremeño”.
·          “El Diario de Cáceres”.


Durante su formación académica, según consta en el Seminario Conciliar de San Atón de Badajoz, entra en contacto con las publicaciones periódicas católicas, pues la institución aparecía suscrita a las siguientes revistas católicas[12]:

            “Razón y Fe”.
            “Ciencia Tomista”.
            “Ilustraciones del Clero y Tesoro Musical”.
            “Mensajero del Corazón de Jesús”.
            “Monasterio de Guadalupe”.
            “Ibérico”.
            “Revista Catequística”.
            “Música Sacro-Hispana”.

Otro recurso se aprecia en la aparición al inicio de cada una de sus publicaciones de orientaciones sobre las intenciones con las que nace. Así, el Boletín Parroquial[13] se abre con un “programa”, donde se explican los porqué y para qué del mismo, así como los días de aparición al público (primer y tercer domingo de cada mes), o su coste al lector (de carácter gratuito). A su vez, hace un llamamiento a aquellos que quieran contribuir a su sostenimiento, abonándose anual o mensualmente con la cantidad que deseen, o bien depositando limosna en los cepillos de la “Buena Prensa colocados en la parroquia. Entre sus finalidades señala:

El Boletín no será un periódico de información general, ni tampoco una revista que ilustre en las artes o en las ciencias, sino solamente un eco fiel de la vida parroquial.

Su misión es llevar la palabra de Dios a los que no acuden a escucharla; afirmar las creencias con la razonada defensa de los dogmas católicos; desterrar la ignorancia religiosa enseñando la doctrina cristiana; llevar a la vida del hogar el ambiente de las costumbres cristianas; dar a conocer las obras parroquiales e interesar a todos en su engrandecimiento; vigorizar el espíritu parroquial hoy desfalleciente, y unir con estrechos lazos a todos los buenos para la defensa de Cristo y de la Iglesia hasta llegar a conseguir el deseo de Ntro. Santísimo Padre el Papa Pío X : Restaurar todas las cosas en Cristo.

El Boletín Parroquial no publicará largos artículos, sino que expondrá sus enseñanzas con sencillez evangélica, dando amplios detalles de la vida parroquial y recogiendo en sus columnas lo más saliente y acomodado de su índole, que publiquen los grandes maestros.

El Boletín Parroquial, aparecerá los domingos primero y tercero de cada mes y se repartirá gratuitamente.

Las personas que deseen contribuir a su sostenimiento, pueden suscribirse abonando, anual o mensualmente, la cantidad que deseen o depositando sus limosnas en los cepillos de la Buena Prensa. Colocados en la parroquia[14].

Recibid con este primer número un afectuosísimo saludo de quién tanto os ama y está dispuesto a sacrificarse por vuestro bien,…

          Idéntica concepción se observa en todas las instituciones alentadas por Fernández Santana. Así, se fundó la Escuela Parroquial en 1909[15], acto seguido la Segunda enseñanza…[16], sin embargo, con el incremento de matriculas necesitará algún tipo de publicación que le sirva de periódico escolar en el que se recojan todas las actividades realizadas. De esta manera, el día 31 de enero de 1915 comienza a editarse “La Escuela Parroquial”, revista de carácter mensual y que sirve de complemento al Boletín Parroquial. La revista tenía dos precios de suscripción: 3’50 anual y 0’25 cada número suelto. Además se admitía la inclusión de anuncios, con los siguientes costes: 10 pesetas la plana entera, 5 pesetas media plana y 1 peseta un décimo de la plana  (cuando un hueco para anuncios estaba vacío se marcaba con el rótulo DISPONIBLE). Por otro lado, la revista contaba con las siguientes secciones: Pedagogía, Ciencia, Literatura, Acción social y Crónicas. La revista veía la luz  con censura eclesiástica como aparece en su cierre. La publicación de “La Escuela Parroquial” no debe entenderse como una revista complementaria del Boletín Parroquial, puesto que la información y secciones que la componen sirven de elemento propagandístico de los logros y actividades que se llevan a cabo en la Escuela Parroquial, de ahí el título. Para corroborar estas impresiones son ilustrativas las afirmaciones de  Fernández Santana, quien al referirse a las intenciones de las publicaciones en la Escuela Parroquial apunta:
                                                                                                            
(…) por las mismas razones antes expuestas es la transformación de nuestra revista La Escuela Parroquial en una publicación más frecuente, más extensa, de más fácil difusión y de programa más extenso y completo, pues en vez de ser sólo órgano de éstas obras pedagógicas, lo será de todas las obras de acción católica y parroquial por nosotros emprendidas  [17].

Se atiende de una manera especial a la formación literaria de los alumnos, conforme al plan y textos oficiales, por numerosos y peritísimos profesores  (...) una numerosa y selecta biblioteca  y frecuentes conferencias, completarán la formación literaria de los mismos”. “Los que tengan condiciones y lo deseen, podrán cultivar el dibujo, la pintura, el modelado, la música o, si otras son sus inclinaciones, estudiar la pedagogía y prácticas de enseñanza, y practicar en la escuela con el fin de hacerse maestros  [18].

            Según recogíamos al inicio del trabajo, la revista sirvió de medio de difusión de noticias aparecidas en otros periódicos católicos, léase por ejemplo una entrevista hecha por Curro Vargas, seudónimo del Cardenal Ángel Herrera, de “El Debate”, en Madrid:

(…) es necesaria la acción social y cuales deben ser las actuaciones en este sentido[19].

Quiso su bondad y afectuosa cortesanía sentarnos a su mesa, y honrados con semejante invitación, al hotel acudimos, donde el sacerdote benemérito se hospeda. En la penumbra de un silencioso comedor y ante un escogidísimo menú, frente a frente y en una deliciosa intimidad, D. Ezequiel y Curro Vargas han charlado durante hora y media, que a nosotros se nos antojó breves minutos.

            En otras ocasiones, Fernández Santana se servirá de la prensa foránea para incluir sus argumentaciones sobre la Acción Social. Como ocurrirá con “El Diario de Cáceres”, cuya información se expone en “La Escuela Parroquial”  de 1915:

El excelente y bien orientado periódico “Diario de Cáceres” nos hace el honor de copiar los más salientes que en nuestra revista publicamos, contribuyendo de esta manera a divulgar en la provincia hermana las ideas y proyectos que aquí exponemos.

            Otra prueba más de la influencia de la parroquia cacereña de San Mateo y de la propaganda que bien sabía escoger Fernández Santana[20].

            Podemos ir un paso más allá, puesto que se recoge en esa revista el artículo de Polo Benito titulado  De acción extremeña en el que se lee:

Entretanto y para convencer a los sacerdotes de la necesidad de las escuelas parroquiales y estimularlos a su creación, creo que es suficiente la mayor difusión de la revista La Escuela Parroquial de Los Santos en la que deben colaborar todos los que tengan aptitudes, autoridad y prestigio como ahora lo hace el señor Polo Benito, para que la idea llegue a romper el hielo de la indiferencia y no veamos impasibles cómo se aleja de la iglesia el pueblo.

            Nuevamente en la sección “Espigando”, bloque propagandístico de la escuela, se redacta un artículo aparecido en la revista de Badajoz “La Escuela Nacional”, firmado por Manuel Franganillo, que ensalza la labor de Fernández Santana en la escuela militar[21], donde recibían la instrucción primaria, a modo de Escuela de Adultos, aquellos que tenían que ingresar en filas.

Muchas veces, en formas bien distintas, tienen pedida esta reforma el Magisterio nacional. Unos quieren que los analfabetos no sufran sorteo y sean, por tanto, declarados soldados sin excepción; otros proponen que permanezcan en filas los iliteratos hasta que sepan, por lo menos, medio leer y escribir. No ha faltado también quien se oponga al castigo de los analfabetos, bien fundándose en que el servicio militar deben practicarlo por obligación todos los ciudadanos, o ya teniendo en cuenta que faltan muchas, muchísimas Escuelas, y muchos, muchísimos, Maestros, para que desaparezca en España el analfabetismo.

            La importancia de las escuelas superará el ámbito regional en poco tiempo, es por ello que el Noticiero extremeño (que se imprimía en Almendralejo) destacase que el periódico francés “La Action Populaire”, de Reims, dedicara uno de sus números a las Escuelas Parroquiales de Los Santos, a través de un artículo remitido  por Polo Benito[22].

            Los cambios serán una constante en sus publicaciones periódicas como lo demuestra la modificación del formato, que ya por 1915 conocerá diferentes tipografías. Además, mediante la inclusión de la sección “Apologéticas” aporta nociones de sus intenciones:

(…) del punto doctrinal desenvuelto en la apologética, y de la lectura amena y con segunda intención de educación moral y religiosa de las variedades[23].

            Respecto a las intenciones del “Boletín Parroquial”, afirma:

(…) cumplió fielmente el papel que a la prensa católica asignaba el gran Pontífice León XIII cuando decía que un buen periódico era una misión constante [24].

            Y seguirán siendo una constante la aparición de artículos recogidos en otros periódicos nacionales o internacionales. Con esto, en 1917 reproduce un artículo[25] firmado por Froilán León, que apareció a su vez en el “Diario de Cáceres”, de especial importancia, dado que lleva el título ¿Escuelas o sindicatos?, idéntico al de la obra del santeño. Léase este extracto:

(…) al parecer Ezequiel mandó al cura de Plasenzuela en una obra todos los escritos del Boletín Parroquial que tenía bajo el título de ¿escuelas o sindicatos? Y que trataban sobre la acción social católica. Y hace referencia a la obra Caja o Pósitos de Severino Aznar y Círculos o sindicatos  de Eugenio Madrigal.

            El texto es un elogio a la labor de Fernández Santana, donde se marcan las principales notas apuntadas por El Cura de Los Santos. Consideramos interesante rescatar estas ideas por su valor documental:

Conocido el mal, pese a todos los optimismos, urge ponerle remedio antes de que adquiera proporciones mayores que le conviertan en incurable; y el remedio no es otro que la sólida educación cristiana y social y la conveniente preparación técnica mediante la escuela de adultos, que es lo que venimos pidiendo hace muchos años a nuestras organizaciones sociales y lo que, comentando el precioso opúsculo del Sr. Madrigal sobre los círculos de obrero, dijimos en el artículo a que se refiere amablemente el Sr. Cura de Los Santos, a saber: que “el problema es de educación: se necesita formar en otras ideas a las nuevas generaciones (…) Y como esta formación –añade el Sr. Cura- no puede hacerse más que con una labor asidua y perseverante ni en otra edad que en la de la niñez y la juventud, únicas edades de aprendizaje, de formación del hombre, de ilustración de la inteligencia y educación de la voluntad, una labor de esta índole sólo puede hacerse en la escuela, y por eso la escuela ha de preceder a la obra social en general y al sindicato agrícola, del que venimos ocupándonos de una manera muy especial”.

            Otra prueba se advierte en el “Diario de Cáceres”, con un trabajo referido a la aparición de la revista santeña, como símbolo de hermanamiento:


La revista “Escuela Parroquial”

Poco más de tres meses hace que el infatigable apóstol de la enseñanza, el Párroco de Los Santos, fundó una revista para dar a conocer la institución de las escuelas parroquiales de ese pueblo extremeño, que ha de pasar a la historia, como venero fecundo de restauración religiosa y regeneración social.

Cuán acertado fue el pensamiento del Sr. Fernández Santana, acredítalo el hecho de haberse ya duplicado el número de páginas de la revista y el haberse despertado en los alumnos, que allí se educan, aficiones periodísticas.

Como verán nuestros lectores, al obra colosal del Párroco de Los Santos sigue en crescendo abarcando los más heterogéneos ramos, o mejor, todas las manifestaciones de la vida el hombre, que ésta es la educación integral: hacer hombres completos, dándoles no solo la enseñanza elemental y práctica en armonía con sus oficios y profesiones, sino despertando en el educando aficiones, que pueden cultivar y especializar, encauzando de este modo las aptitudes del adolescente, que es acaso la más difícil misión del pedagogo y desde luego la más útil para sacar hombres de provecho.

Con suma complacencia vemos reproducida en dicha revista la conferencia que el Sr. Fernández Santana dijo en nuestra Asamblea parroquial, de la que se conserva en Cáceres inolvidable recuerdo, y la cual, puede asegurarse, arrojó en el surco semilla fecunda, que no ha de transcurrir mucho tiempo sin que la veamos fructificar.

Felicitamos a nuestro respetable amigo por el acierto y feliz éxito en sus empresas, y pedimos al Señor siga bendiciendo su obra magna, la verdaderamente eficaz para la ansiada restauración religiosa y nacional.
     

            En la peregrinación por las escuelas del Ave María español, también encontramos alusiones a las escuelas de Los Santos. Hay una visita, el día 2 de marzo, de León Leal Ramos[26] y el escritor de Don Benito Ramón Donoso Cortés[27] (publicaba en Nuevo Diario de Badajoz”) a la escuela, este último escribe un artículo en la revista[28] santeña. Hay otro más de Luis Cereijo León[29] (Boiro, Coruña), sobre la necesidad que tienen los cristianos españoles de defender la Acción Social, que será uno de los factores determinantes que motivaron la aparición de la Liga de Educación Católica[30].

            Otra muestra más es la crítica de El Correo Españolde Madrid a la novela escrita por Blas Hernández Morales, Deán de Sigüenza[31], bajo el título La expiación. En la versión de Fernández Santana[32] destacamos:

 No se sabe que admirar más, si lo castizo y apropiado del lenguaje, la novedad del asunto, lo interesante y sugestivo del desarrollo, o el fin altamente moral de la hermosa producción.

Nosotros recomendamos su lectura a todos nuestros suscriptores, a los que vamos a exponer la extensa y razonada crítica que de lamisca hace el diario de Madrid El Correo Español.

            Será una novela realista de estética antigua que sigue las modas del siglo XIX, con un final claramente religioso, de ahí que se haga una reseña positiva.

            En la prensa se reflejan visitas a la escuela de Los Santos de numerosas personalidades, donde es significativa la visita del redactor del periódicoEl Debate”, Isidro Almazán[33], en 1917.

            Junto al resto de escuelas filiales tendrá especial interés la aparición en Valencia del Ventoso (pueblo natal de Fernández Santana) de la revista católicaJusticia y Caridad”. El hecho nos sirve para marcar una de las ideas de Fernández Santana respecto a la prensa:

Alegría inmensa nos ha producido la aparición del nuevo colega, como habrá producido a todos aquellos que conozcan el gran poder de la prensa periódica –quizás por esto funda tan pronto Fernández Santana las revistas en Los Santos.

            E igual de interesante es la apreciación que tiene en 1919 de la situación de su pueblo natal:

(…) allí, como en otros muchos sitios, todavía los ricos no se han dado cuenta del peligro inmenso que corre el orden social. Todavía allí, como en muchas otras partes, están dormidos y miran indiferentes la evolución rápida de la sociedad hacia un nuevo estado de cosas  (...) se abstienen de toda acción.

            El artículo, más extenso, critica la Acción Social realizada en la población antes de la fundación de una Escuela Parroquial, a modo de adivinación profética:

Si el periódico no lo consigue, siendo éste el último y supremo esfuerzo, no queda más que un medio; por lo que a la actual sociedad se refiere, rodearse d todos los medios posibles de defensa para la lucha que no se hará esperar como consecuencia del odio que se incuba[34].

            Como dato anecdótico, reflejo de su poética periodística, siempre separa dos tipos de publicaciones en estos términos:

Fiesta de la Buena Prensa.  (...) Al fin se ha visto la necesidad de llamar la atención de una manera muy enérgica y continuada acerca de los estragos de la mala prensa y de la obligación que tienen los católicos de apoyar la buena[35].

            Su sección “Variedades” será otro medio del que se vale Fernández Santana (aquí, verbigracia, se incluye la narración apologética: El periódico impío[36]). En ella escribe relatos están en clara conexión con la festividad del Día de la Prensa Católica.

    

  Cita  sacada de “El  Liberal”.

APOLOGÉTICA

La Buena Prensa

Se acerca ya, amados feligreses el día conocido con el nombre de la Prensa Católica, el 29 de este mes, y un deber de conciencia me obliga una vez más a llamar vuestra atención sobre tan importante asunto

Una triple finalidad tiene la celebración del Día de la Prensa.  En ella se piden oraciones, limosnas y un poco de reflexión.

En la gigantesca lucha entablada en nuestros días entre el bien y el mal, forman la vanguardia como tropas de choque los periódicos. Su poder es enorme, pero enorme es también el sacrificio del periodista católico, que arma el brazo, días tras día lucha heroicamente contra el error.

No es mucho pedir que una vez al año oremos, para que Dios sostenga las fuerzas de los brazos luchadores, que constantemente están puestos en la brecha.

Mientras Moisés tenía las manos alzadas en oración, el pueblo de Israel vencía, pero era derrotado en cuanto las bajaba. Todo auxilio viene de lo alto, de Dios, que es la fortaleza.

En esta lucha titánica y enconada se necesita dinero. No digamos que el dinero es el éxito, como afirmaba Napoleón. Sobre el dinero está el deber, el entusiasmo y el sacrificio. Pero para sostener la batalla emprendida hace falta mucho dinero.

Las limosnas, y los redactores, la información y el papel consumen ríos de oro, si el periódico bueno ha de competir con el periódico impío, que cuenta con el dinero de la banca judía, con el dinero de los enemigos de la Iglesia y, lo que es peor, con el dinero de muchos católicos inconscientes y traidores a sus deberes.

Es, pues, ese día, el día de la oración por los periodistas católicos y entre todas las oraciones la mejor, una fervorosa comunión. Es, pues, el día de la limosna n favor de la causa católica, pero sobre ambas cosas debe ser el día de la reflexión sobre los deberes que como católicos tenemos en materia tan importante y delicada como es la prensa.

Con poco que reflexionéis, y es día ese de reflexión, comprenderéis claramente que con la lectura asidua del periódico impío y consintiendo que entre en nuestras casa, además de faltar a vuestros deberes de católico en materia de importancia, ponéis en peligro la firmeza de vuestra fe, la santidad de vuestra vida y la virtud de vuestros hijos.

La mayor parte de los lectores, con escasísimos conocimientos filosóficos y teológicos, ayunos casi de estudios apologéticos, no pueden resolver los capciosos argumentos, que bajo un estilo brillante oculta el sagaz y ladino periodista, y al cabo de algún tiempo sucumbe a los repetidos golpes del ariete engañador, que maneja habitualmente el periodista falsario.

Como peligra la fe, peligran las buenas costumbres. Un día y otro leéis la diatriba contra la moral católica, única, firme, como basada en el deber, apoyada en la ley divina. Así va formando en los lectores una conciencia errónea, va borrando en ellos el límite entre el bien y el mal, los hace caer en un laxismo pecaminoso y al final los arroja a una moral libre y acomodaticia.

La imprudencia y la responsabilidad de no cerrar vuestras casa a la prensa impía y corruptora las pagarán al final vuestros hijos, que más débiles en su inteligencia y más frágiles en su imaginación vienen a caer al fin como mariposas de doradas alas atraídos por el brillo del folletín o del grabado en la luz infernal que detrás se oculta.

Como es asunto en el que tan poco se piensa acaso haya alguien, que crea que exageramos.

Para convencerle de lo contrario publicaremos en el próximo número algunas de las falsedades, errores y calumnias de esa prensa corruptora.

A vosotros, feligreses amados, llamo la atención sobre tan importante asunto y os excito a celebrar el Día de la Prensa Católica según vuestro deber y los deseos de la Iglesia.

EL PÁRROCO


2.- Poética literaria de Ezequiel Fernández Santana

           

Para formar a esa gente es necesario
 que se adquieran conocimientos teóricos
mediante conferencias, revistas y libros.

            De la producción literaria incluida en Narraciones Apologéticas hemos ido extrayendo pinceladas de la poética personal que nos muestran su intencionalidad artística, a la vez que nos informan de los fines perseguidos, los modelos literarios utilizados y las caracterizaciones con que retoca a sus personajes.

            De esta manera se abría el opúsculo:

Al publicarse este primer tomo de la colección de libros para nuestras escuelas parroquiales, que con la gracia de Dios me propongo editar, nada más justo en sí que dedicarlo a Vos, que sois en esta diócesis el legítimo representante de Dios.

           Los Santos, 8 de Septiembre de 1916, fiesta de la Natividad de la Virgen.

Así las cosas, entendemos que la labor editorial de Fernández Santana obedece a un plan trazado con cierto orden, y no como mera aglomeración de obras sin vertebración ni concierto. Visto así, parece lógico que comience por editar las revistas de las escuelas y parroquia en las que exponer al público las intenciones de su labor socio-educativa.

Los siguientes títulos que persiguen estos fines serán La conferencia pronunciada en la Semana Agrícola de Badajoz y Las Escuelas Parroquiales. Una vez fijados los dos principales ámbitos de actuación, la enseñanza y la agricultura (sector principal de la zona), se lanza a la tarea de dotarlos de escritos que les sirvan de formación complementaria, siendo la primera de ellas Narraciones Apologéticas. Hemos de considerarla como el inicio de un plan editorial a las que siguen Las Cajas Rurales, ¿Escuelas o Sindicatos?, Nuestra Escuela, Organización… Este conjunto estará en consonancia con el entramado socio-educativo, completando diferentes aspectos, bien sea el ahorro y la previsión, la metodología educativa, o la necesidad de crear escuelas antes que sindicatos.

Sin embargo, las obras de madurez incluyen un giro temático, centrándose en la concepción de la Acción Social en Extremadura, de corte religioso, como se aprecia en El Catecismo Social, o política, según vemos en una obra tardía, sin edición a día de hoy: La cuestión política.

De este modo, partiendo del primero de sus ensayos pedagógico-educativo podemos extraer una compleja concepción del oficio literario que se perfila en diferentes aristas, reflejo de su polifacética personalidad.

Según las tendencias marcadas por la corriente literaria en la que hemos incluido la producción cuentística de Fernández Santana, como hicieran los escritores de la denominada Acción Social, no dudará en orientar al lector sobre el tipo de novelas aconsejables, sirva de ejemplo este fragmento extraído de El  periódico impío[38]:

¿No tengo prohibido el entrar aquí y leer ninguno de mis papeles?... – insistió indignado el señorito, que acababa de asegurar al cura que nadie leía el periódico en su casa.
-Después de todo, no puede decirme nada... ¿acaso hice mal en leer un periódico que lee un católico como él?... ¡Si no es malo para él, tampoco será para mí!...

Mediante este diálogo de los personajes se advierte al lector del tipo de periódicos existentes en la época, divididos entre periódicos de corte tradicional y otros de contenido más progresista. Sin dudar en posicionarse el autor con los primeros. E intentará despertar la conciencia activista de los católicos que adquirían este tipo de prensa, tildada de veneno antirreligioso, además de atribuir a ciertos géneros literarios, como serán la novela o el cuento, propiedades nefastas para la nueva Acción Social emergente:

-El dinero no es aquí lo principal. Además del apoyo financiero que prestais a esa canalla, les dais apoyo moral con vuestra suscripción, aprobando sus disparates... escandalizais o dais mal ejemplo a vuestros vecinos... alimentais vuestra alma con el veneno antirreligioso... tropezaréis con inmundicias del cuento o de la novela...

Sigue leyendo el protagonista, y, por último, llega al folletín de la novela que ella sigue con tanto interés. He aquí las últimas palabras que el narrador pone en boca de la protagonista del cuento:

Ya ves, querido amigo, que soy completamente dichosa: soy joven, bonita, no tengo obligación que me estorbe, me respetan y me alaban. No hay nada como el amor libre.

Con este cierre la lectora sucumbe a las llamadas de esta literatura, contraria a los fines religiosos, persuadida por los encantos que le brinda. 

Respecto a la elección de los personajes será trascendental la aparición de una mujer como protagonista de la obra, no en vano afirmaba Marcos Suárez que El Cura de Los Santos redactó sus Narraciones Apologéticas con la intención de mostrar educación religiosa a las jóvenes cristianas.

En Pecador y pecador nada más[39] se nos ofrece un personaje perteneciente a la clase obrera que no lucha por modificar su situación laboral, sino que sigue inmerso en los viejos valores tradicionales. Sin embargo, el narrador lo presenta como un iletrado desconocedor de los saberes educativos, dado que no se ha instruido en los libros que atesoran la ilustración hagiográfica. Fruto de esa incultura se manifiesta el problema que sufre el personaje, su resistencia a la confesión:

¡Cómo! El, un obrero consciente, un hombre ilustrado, sabedor de lo que hay en todas esas cosas de curas y de iglesias, lector de hermosos libros de maestros redentores, ansioso de conquistar la vida – conquistar la vida, entiéndase bien, la vida con todos sus derechos,- ¡él confesarse!

Persigue así la formación de una clase social nueva, ilustrada en la acción católica, capaz de poner en práctica obras sociales. En este sentido apuntaba ¿Escuelas o Sindicatos?, en la que se da preferencia, por encima de todo, a la formación de los obreros antes de emprender ninguna obra social, pues de otro modo estaría abocada al fracaso.

Sin ninguna duda, otorga especial importancia a un libro sobre todos los demás: el Catecismo. En él se pueden leer todos, el catecismo al que se referirá es el que se enseñaba en la escuela, el Catecismo de Ripalda, best-seller de inicios de siglo. En particular, se refiere a la lectura de un catecismo en un ambiente escolar, en una escuela muy particular, donde el maestro es un sacerdote y las demarcaciones del edificio escolar son la propia naturaleza, al estilo manjoniano. Cobra destacada relevancia la lectura colectiva en un locus amoenus como será el huerto del edén donde los alumnos escuchan la voz de su maestro. En Caso de conciencia[40] se nos abre ese catecismo como un libro de la memoria, una obra de consulta que podamos consultar en todo momento, un compendio del conocimiento:

Un Catecismo...es el libro que guarda entre sus hojas nuestros más remotos recuerdos...; el hogar que hemos abandonado ...; la aldehuela donde nos hemos criado...; la abuela tan piadosa, que nos lo hacía repetir, al amor de la lumbre..; el anciano señor Cura, que, de muchachos, nos llevaba a su huerto, y allí, entre las flores, bajo la bóveda azul del cielo y enfrente de la montaña cuyas líneas nos eran familiares, nos enseñaba a conocer y amar a Dios.

Aún en este cuento vuelve a aparecer la figura del lector modelo: el obrero, pues representa la clase social que ha abandonado el conocimiento de las creencias religiosas. Como literatura ejemplar, en él busque sus raíces, encontrando las justificaciones de sus pesares: 

El catecismo hubiera debido traer a la memoria de aquellos obreros el recuerdo del tierno día de su primera comunión, cuando, a vista de todo un pueblo dulcemente conmovido, recibieron a Dios  y sintieron por vez primera su materialidad, algo así como el escalofrío de lo infinito.

Un Catecismo es libro para experiencia del pobre... en él es donde se cuenta la sublime historia del primer obrero...; donde se da razón del por qué del dolor y del padecer..; donde, para endulzar estos sufrimientos, se nos muestra la visión del descanso, de la luz y de la paz...

Pero en el caso de hoy, la voz “Catecismo” no produjo en modo alguno esta impresión.

 Yo he aprendido el Catecismo y me lo sé de memoria: cuatro hijos tengo que lo están aprendiendo aún; me molesta que ustedes insulten como lo están haciendo a un libro que es el libro de mi fe!

En oposición, en la última parte del fragmento se incluye a otro lector obrero, contrapunto del anterior, quien, como parte de la iglesia, defiende el valor del Catecismo y lo enseña a su familia. Además ha de ser un libro memorístico, que se aprende y se pueda recordar en cualquier momento. La edad preferente para realizar ese conocimiento será la juventud, como les ocurre a los cuatro hijos de nuestro personaje, quien confiesa que lo están aprendiendo, a diferencia de él, quien ya posee esos conocimientos.

Como mencionamos más arriba, si existe un género que se considere especialmente peligroso para los fines de la Acción Social, ése será la novela. Tanto por sus características intrínsecas, como por los tipos de lectores asiduos, principalmente mujeres. Por ello los escritores de la Acción Social las atacaron, Fernández Santana seguirá ese modelo.

En Un caso acerca de la lectura de novelas[41], el párroco-narrador debe tratar con una mujer con costumbres poco adecuadas a su condición social, lo primero que afirma será:

Hube de tratar con cierta señora y no pude menos de conocer, por sus palabras altisonantes y poco aplomada en todo su porte, que leía novelas, y se lo dije de buenas a primeras: Señora, V. lee novelas.

Es muy significativo ver que la lectura de novelas realistas decimonónicas pueda llegar a variar los usos lingüísticas de la persona que las lea, según se deduce del fragmento anterior, sus palabras altisonantes, así como modificar la conducta, poco aplomada en todo su porte.

Ante esta afirmación, la mujer confirma lo que el personaje ya nos había adelantado, con una matización, no paro mientes en sus ideas, dejando claro que la lectora no profundizará en su sentido, sino que las devora como mera diversión, a diferencia del Catecismo aludido anteriormente, que debía ser una obra para el estudio:

- Si, señor, pero como no paro mientes en sus ideas, ningún daño me hace; es un pasatiempo, una mera distracción, nada más.
- ¿Está V. bien segura de lo que dice?
- Completamente, Padre mío.

 Para concluir, la polémica sobre la lectura de novelas se ofrece un modelo a las mujeres que lo siga haciendo, para que, al menos, su lectura no les perjudique por poseer mala doctrina, malos consejos, y malos ejemplos:

Continúe, pues, leyendo novelas, pero, como V. quiera ser piadosa, antes de abrir el libro no se olvide de rezar de rodillas y con fervor la siguiente oración: “Señor y Dios mío muy amado, ahora voy a leer esta novela para agradaros; ya sé que hayaré en ella mala doctrina, malos consejos, y malos ejemplos: no importa, yo quiero disfrutar de este pasatiempo, yo procuraré no fijarme en ella para cumplir la promesa del bautismo y procurar vuestra gloria y salvación de mi alma. Amén.

De modo que se advierte de la influencia que tienen en la personalidad la lectura de novelas, incompatibles con la piedad religiosa:

-¡Ah, ya!; ¿que no es pasatiempo tan inocente como decía V.? Responda V. con franqueza: ¿antes de leer novelas no era V. más piadosa que ahora?

En otras ocasiones Fernández Santana utiliza géneros que el lector pueda identificar como habituales, nos referimos a la literatura epistolar. Según su propia producción, El Cura de Los Santos ha ejercitado la redacción de cartas, no solo en las epístolas sueltas que se agolpan en sus revistas, sino en obras completas hechas a modo de cartas dirigidas a un receptor particular. Consciente del significado que este género ofrece por su verosimilitud, utiliza el recurso en  Los siete domingos[42]. Aquí, el personaje, inculto por su caracterización lingüística, es capaz de escribir con usos lingüísticos correctos gracias a los modelos epistolares al uso: 

Y la licurga de aquel pueblecito sacó su libro de dictar cartas; miró todas las formas, y con la pluma en ristre, exclamó:
- Po diga usted.
- Tú pones er principio, y aluego te diré yo lo demá
Y empezó la otra a escribir:
- Mi apreciable San José: Me alegraré que se halle osté bueno, yo sigo bien, a Dios gracia.
- ¿Qué más?
- Ponga: Po sabrá osté que el sorteo es er domingo, y que mi manué de mi arma le va a tocá sordao, y a mí me hace más farta que la misma vía. San José bendito, te pido que se libre por el número, si no me muero de pena...
- ¿La termino?
Sí, hija, y toma tres perrillas...

En esa carta, dirigida a San José, ruega que el hijo de la protagonista sea excedente de cupo en el sorteo de soldados llamados a filas. En las poblaciones extremeñas este hecho suponía uno de los acontecimientos más importantes del año, pues muchas familias, sustentadas por los trabajos de los hombres de la casa, perdían esos ingresos durante un largo espacio de tiempo. En esta ocasión la solución que se busca a este problema vendrá a través de la escritura, a la vez que se nos ofrece una estampa costumbrista de la época, como será la redacción de cartas a partir de modelos existentes, plagados de giros lexicalizados y expresiones de cortesía anquilosadas: Mi apreciable, a Dios Gracias…

La literatura para Fernández Santana se opone a los dogmas cristianos, ya vimos que en ocasiones es contraria a la piedad, o como la prensa podía influir en los lectores ideas contrarias a los principios religiosos.

Sabedor de que las mujeres eran lectoras asiduas de las relatos de ficción,  escribió numerosas piezas para ellas, de ahí que muchos de los personajes que transitan en su obra sean mujeres. A lo largo de No me la escandalice usted[43], uno de los personajes principales, una joven, mantiene este diálogo con el párroco local:

-¿Y qué estaba usted haciendo ahora? ¿Rezando?
-¡Cá! Leyendo una novela...
-¿Le gustan a usted las novelas?                              
-Mucho. Sobre todo las francesas... ¡son tan sentimentales! ¡Me gustan tanto los diálogos de damas y galanes!... ¡Me embelesan tanto los apasionamientos del galán y los desvíos de las damas!... A veces me irrito contra ellas, porque hacen sufrir demasiado...
-Y por la noche ¿no hace usted el cuarto de hora de meditación de Santa Teresa?
-¡Oh!, ¡nunca! Eso es muy fastidioso... Prefiero ir al teatro con mamá... Allí me divierto mucho con las comedias, sobre todo si tienen pasajes sentimentales...
-Pero, al menos, durante el día, ¿hará usted un rato de lectura espiritual?


Se trata de una novela sentimental, amorosa, de damas y galanes. Repleta de diálogos, al modo realista, y en particular destaca que las denomine las francesas. En gran medida las obras de la Acción Social nacerán para ofrecer una literatura autóctona a los lectores, con autores nacionales, frente a las traducciones foráneas.

Por sus particularidades, se opone Lectura/Rezo, de parte de la Lectura se encuentran las novelas francesas, damas, galanes, apasionamientos, desvarios, sufrimiento. En contraposición se halla el Rezo con sus meditaciones de Santa Teresa, lectura espiritual… Esta lucha de contrarios es la que planteará nuestro autor, intentando que los lectores se posicionen del lado de la lectura espiritual.

En este mismo pasaje se asociará a la lectora de novelas con la espectadora de una comedia, con argumentos similares al de las novelas descritas: si tienen pasajes sentimentales. Como se observa en otros textos, las representaciones teatrales fueron un caballo de batalla para la Acción Social, Fernández Santana incluía en sus revistas listas de representaciones que eran perniciosas para el espectador. Por su parte, la lectora será, además, una consumidora de este tipo de dramas, espectadoras fáciles de impresionar: Me gustan, me embelesan, me irrito, me divierto…

                Para Fernández Santana la lectura es medio de conocimiento, siempre que las lecturas elegidas sean las oportunas. Como hemos señalado, el Catecismo y los libros patrísticos de la iglesia son buenas y recomendadas, ya que instruyen en cualquier saber, cuanto más de aspectos relacionados con la educación. Un ejemplo lo encontramos en Como este hay muchos[44], donde unos padres intentan educar a sus hijos, y será a través de la figura de la madre, nuevamente un personaje femenino, como se consigan los objetivos fijados. Leamos primero el texto:

La joven esposa, con su sonrisa de ángel, tomó en sus manos un libro y leyó las siguientes sentencias de los libros santos:

“El caballo no acostumbrado al freno, se hace indomable, y el niño acostumbrado a sus caprichos no conoce ningún freno”  (Eclesiástico 30 ,8). “Halagad a vuestros hijos y no tardaréis en espantaros de él”  (Eccles. 30, 9). “Doblegad su cerviz y sujetarle mientras es niño, no sea que se endurezca y os crea y os sea amargura para vuestra alma”  (Eccl.30, 12). Castigad a vuestro hijo sin desesperar nunca de la enmienda, pero no de modo que le deseeis la muerte”.  (Prov. 19, 18). “Padres, no querais provocar a ira vuestros hijos”.

De este modo, los padres buscan sentencias que, a través de la lectura del evangelio, le proporcionen soluciones ante problemas de conducta de los hijos, y será, principalmente, con la lectura del Eclesiastés. Muy interesantes son las caracterizaciones encontradas en este pasaje, que compara a la madre con la figura de un ángel: sonrisa de ángel y en el que se denomina a las lecturas como libros santos. Los ejemplos, a su vez, se nos describen como sentencias que no admiten juicio crítico, son un argumento de autoridad que no podrán rechazar los personajes del relato.

Por otro lado, aunque quizás no sea el lugar más indicado para llevar a cabo ese análisis, los ejemplos tomados nos hablan de la educación férrea, sin llegar al maltrato, como medio para mantener a los hijos en el buen camino.

Acerca de la función social del teatro, las valoraciones extraídas de los cuentos son muy diversas. No obstante, nos interesa rescatar esta faceta social, modelo de apariencia frente a los iguales. Cuando la protagonista de El abrigo de pieles[45], una joven esposa de una amplia vida social y alejada de su reciente esposo acude al teatro, así es como la describe el narrador:

Aproximándose la hora del teatro exclamó ella mirando el reloj del comedor: -¡Las nueve y media!-. Y levantándose con gracioso movimiento añadió:

-Voy a vestirme.
 -¿Para qué?
-¡Toma! Para ir a la Ópera.
-¿Piensas ir sola?
-¡Cómo! ¿No me acompañas?
-No, hija, tengo mucho dolor de cabeza, y opto por irme a la cama.
-Pero los de Gómez nos esperan...
-No, no nos esperan, y aunque así fuera, no es grave contrariedad esperar a unos amigos en el palco de éstos.

La chica acude al teatro sin su marido, de manera que son más potentes los atractivos que este acontecimiento ejerce sobre las mujeres que la propia familia.

En  ocasiones se recurre hasta extremos insospechados para alertar de las lecturas perniciosas, como recoge Los libros que matan[46], donde la protagonista se suicida tras leer el libro escrito por su padre. Veamos el fragmento:

Vain no quiso abandonar a su hija en aquella noche interminable, y mientras buscaba una explicación del trágico suceso, tropezó sobre el escritorio de la niña con un libro abierto. Leyó y sus pensamientos le parecieron familiares.

Era “su libro”, el que le había valido más renombre. Frida, a escondidas, había recorrido sus páginas, aquellas páginas demoledoras, inmundas, y sorprendida por su padre, en tono severo, para ella desconocido, se lo había arrebatado diciéndole: “Te prohibo leer este libro”. Pero Frida no había aprendido a obedecer, y excitada más su curiosidad, había devorado aquella narración envenenada.

Su libro es grande, es bello, pero es triste. Que no lo lean otras Fridas. Unos dicen: ¡hasta luego! yo le digo ¡adiós para siempre!”

- ¿Ha leído V. mi libro? Es un libro hermoso, pero triste. No lo deje V. leer a sus hijos. Mi querida hija Frida lo leyó y se suicidó, no tenía aún veinte años.

Y Dios Nuestro Señor hizo que aquel hombre que estando cuerdo tantas mentiras había escrito, estando loco proclamase esta verdad tan grande: ¡Existen libros asesinos, libros criminales! ¡Ay de aquellos que los propagan! ¡Ay de aquellos que los leen!

Se nos presenta a una joven que tiene por costumbre leer: sobre el escritorio de la niña con un libro abierto. Por otro lado, nos parece destacado que lo pernicioso de aquella obra son los pensamientos, aquella narración envenenada vertidos por el autor. Un libro que había valido la fama al escritor. Nos interesa el hecho de que se sitúe la acción en un país extranjero, cuyos personajes serán Frida y Vain, ya que contra esta literatura exterior arremete la Acción Social. Contenidos que, en términos del narrador, serán: aquellas páginas demoledoras, inmundas.

La lectura lleva a la niña al suicidio, dejando una carta a su padre en la que le advierte de que no lean ese libro otras jóvenes. Sin embargo, el arrepentimiento del escritor le concede el perdón cristiano y, al final de su vida, renegará de su producción.

Más lejos apuntan las afirmaciones del narrador, quien cierra el texto de la siguiente manera:

¡Existen libros asesinos, libros criminales! ¡Ay de aquellos que los propagan! ¡Ay de aquellos que los leen!

En otras ocasiones, las consideraciones acerca de la literatura y los libros son meramente decorativas, recurriendo a la personificación. Cuando la hija de un  alcalde provinciano discute con su padre por trabajar él y sus empleados en domingo, día del Señor, en lugar de dedicarlo al descanso y la reflexión –No le gustaba la moda protestante[47]-, la reacción que adoptan los adornos de la casa será la que sigue:

Y los muebles del monumental despacho parecían temblar, el rojo de la tapicería palidecía de emoción, las risueñas acuarelas de las paredes enturbiaban sus paisajes ante el viento loco que creían oír ya; los libros, en lo alto de sus estantes, se apretaban con nueva fuerza unos a otros, encogidos de espanto...

Los libros encogidos de espanto, es decir, la fuente del saber, del conocimiento, de la sabiduría… se horrorizaban por ese hecho.

La prensa y su literatura será para Fernández Santana un elemento central de su creación literaria. Como escribiera en El periódico impío (1913), la prensa laica se concibe como un veneno antirreligioso, cuyas consecuencias son la incultura y el atrevimiento causados por el desconocimiento de la verdad.  Dos años después escribe Creo que existe Dios[48], en la que el personaje central, el tío Peliche, será uno de esos modelos de lector:

Con el realce que le daba el cargo entre el común de los braceros, y la lectura asidua del periódico impío de la próxima capital, creyese ya un prohombre capaz de resolver todas las cuestiones divinas y humanas, y de disipar todas las tinieblas que envolvieron siempre a los más arduos problemas de la vida.

Se nos antoja como un periódico venido de fuera, que no está cercano al lector, al que denomina periódico impío, en el que este tipo de hombres se instruye en la verdad, satánicamente define el autor como las tinieblas que envolvieron siempre a los más arduos problemas de la vida. De manera que la lección que imparten no es válida:

Y ha de saber V. que no hace falta leer periódicos, que es todo lo que V. ha leído, para comprender que, si no hubiera Dios, no había en el mundo ricos y pobres, sino que el mundo sería una Babel.

Como fin del relato, el obrero será despedido por el amo al intentar enseñar a sus compañeros la inexistencia de Dios, y como premio, uno de los obreros que se sublevan ocupará su lugar.

La lectura será un motivo recurrente en Narraciones Apologéticas, donde los libros escritos por los padres de la iglesia serán los únicos que importarán a un lector cristiano, puesto que de ellos podrá extraer ejemplos para la vida diaria. Ésta es la máxima que se recoge en ¿Comulga V. todos los días?[49], donde el Sr. Abundio (lector asiduo de la prensa laica) comprende la importancia de la comunión diaria de palabras de su hija, y el motivo por el que convence a su padre está apuntalado en una máxima de San Francisco de Sales:

Dos clases de personas deben comulgar a menudo- dice San Francisco de Sales en aquel hermoso libro de la Introducción a la vida devota, que me regaló el día de mi santo:- los perfectos, porque, estando dispuestos, harían mal, si no llegasen al manantial de la perfección; y los imperfectos, para poder justamente pretender la perfección.

Y luego abandonar aquella casa a las ocho de la mañana, y sobre todo abandonarlo a él, que debía haber tomado el chocolate hacía más de una hora para ponerse a leer los diarios de la mañana.

Igual suerte correrá la protagonista de El tercero santificar las fiestas[50], Dª Tadea de González de Sánchez, viuda y acaudalada propietaria de una capital de provincias, la cual:

Leyendo un día al azar un libro piadoso, tropezó con esta sentencia, que se le quedó grabada en la mente más de lo que ella hubiera querido: No basta para salvarse que tú cumplas con el precepto de santificar la fiesta, es preciso, además, que procures que lo cumplan cuantos de ti dependan, llegando hasta donde la conciencia dicte y la prudencia aconseje que debe llegarse.

A diferencia de otros personajes, la lectura de estas obras, un libro piadoso, se produce al azar, puesto que la mujer no acostumbraba a leer este tipo de textos. Y esa sentencia será el eje del relato sobre el que gire la acción:

Acaba V. de leerme en ese piadoso libro, que aún tiene entre sus manos, estas admirables palabras: No basta para salvarse que cumplas con el precepto, es preciso, además, que procures que lo cumplan cuantos de ti dependan.

Nuevamente, tras deliberaciones morales con el párroco local, la mujer accede a permitir a los obreros un día de descanso semanal.  Para ello, nuevamente, el párroco ha de recurrir a modelos que argumenten su posición:

Sin embargo, yo conozco señoras aristocráticas, sólidamente piadosas, que aprovechando esos días en que sus criados no trabajan y, sin menoscabo de su alcurnia ni de su dignidad, dedican las horas que aquéllos están reunidos a rezar con ellos el Rosario y a leerles el Año Cristiano, con mucha gloria para Dios y no poco provecho espiritual para sus criados.

Y comprobamos que entre los ejemplos extraídos, la lectura que cita será el Año Cristiano, modelo para criados y amos. Este razonamiento se sigue en Que madre nuestra es[51], si bien en esta ocasión se discute, entre españoles e ingleses, acerca de Cristo y la Redención, asegurando que las opiniones acerca de la grandeza de la virgen proceden de libros santos, sinónimos por tanto de verdad:

No son teorías exaltadas, sino profundísimas razones teológicas fundadas en los libros santos.

Por el contrario, en el polo opuesto al saber está el analfabetismo, problema común en la educación de principios de siglo. De este modo, la aparición de personajes que no saben leer o escribir sirve de  ejemplo de persona sin instrucción. En este grupo se incluye a Juanillón, protagonistas de Uno y tres[52], quien desea casarse con su novia de toda la vida, pero para ello será necesario examinarse de doctrina cristiana. En la prueba se confirma lo que venimos exponiendo:

¿Tú sabes la doctrina?
-Yo no, padre. ¡Como no sé leer!
- Pero has podido aprenderla de palabra. Mejor dicho. Tienes que aprenderla de palabra, porque saber los principales misterios de la fe es tan necesario que nadie puede sin ese conocimiento ni salvarse, ni casarse.

Se ratifica de esta manera que, como no sé leer, la poca preparación del personaje le exime del conocimiento de la doctrina, y, sin embargo, se ofrece otro camino posible: aprenderla de palabra, pues la predicación oral y la asistencia al culto le servirán como medio para conocerla. He aquí la doble vertiente escritura/oralidad del hecho literario en sí, otorgando a la literatura religiosa esa doble posibilidad de lectura en común, tal y como se hace en el culto religioso.

Leyendo el relato de El tío “Candelas”[53], cualquier lector puede entrever lo que venimos argumentando, ya que refleja a la perfección varios de los conceptos que hemos ido esgrimiendo en este apartado. Comencemos por la lectura del pasaje en el que el tío Candelas llega al cielo:

Mientras el Santo Portero los examinaba el tío Candelas decía:

-¡Pues si yo he sido el hombre más de bien de todo el mundo! Todos los días a misa; todas las noches al rosario; todos los domingos a confesar y comulgar; nunca he reñido con la suegra, ni he pegado a mi mujer; jamás he leído un periódico malo ni he dicho malas palabras; no he ido a cafés, ni a teatros, ni he trabajado en días de fiesta; he observado los ayunos y abstinencias, y no hay mortal que pueda decir que le debo un tanto así. ¡Claro que voy al cielo! Lo que me extraña es que el Señor San Pedro no haya tenido noticia de mi llegada y tuviera las puertas de par en par.

                Aquí  se aglutinan varios de estos ejemplos: jamás he leído un periódico malo ni he dicho malas palabras; no he ido a cafés, ni a teatros… a pesar de todo, el personaje no consigue entrar en el cielo por otros motivos, sin embargo, los preceptos literarios se han cumplido en el personaje.

            En ocasiones, a modo de pose literaria, y acercándose a la pintura, nos muestra imágenes cercanas a cuadros bíblicos en los que se muestran pasajes dentro de la narración del cuento, sin llegar a ser una cita textual. Es el caso de La Ascensión del Señor[54], donde el protagonista espera la subida al cielo leyendo una obra -libro piadoso- mientras se extasía con la lectura:

Y él, entusiasmado con la lectura del libro piadoso en que acostumbraba a recitar sus oraciones, y principalmente con el diálogo que los ángeles entablaron al acercarse el Salvador dentro y fuera del dintel del cielo, esperaba el momento sublime de la Ascensión del Señor.

En este pasaje destaca el hecho de que el protagonista se centre en el diálogo que los ángeles entablaron, por encima del texto, de manera que la conversación será un elemento fundamental en los escritores realistas, en los que se intenta recrear el uso lingüístico adecuado al personaje en cuestión.

Será frecuente en nuestro autor la interpretación de la asistencia al teatro de un hecho social contrario a las costumbres religiosas. Ya se ofrecía esta visión del hecho teatral en El abrigo de pieles, y posteriormente encontraremos otro relato, Quien da, se enriquece[55], en el que los personajes posponen la visita a una representación ante un acto caritativo:

Otro día un amigo suyo, que desempeñaba un elevado cargo en el Ejército, lo invitó a que le acompañase al teatro.

-Con mucho gusto -contestó el coronel. Solamente os voy a pedir un favor, y es que antes vengáis conmigo a una casa donde tengo ocupación por sólo cinco minutos.

El camarada aceptó, y el coronel le condujo a una pobre casita de la calle Pot de Fer, donde una miserable familia, compuesta de la madre y cinco pequeñuelos, lloraba junto al lecho del padre, enfermo hacía mucho tiempo.

La escena era conmovedora.

-Si dejásemos aquí el dinero que nos hemos de gastar en el teatro... -dijo el coronel al oído de su amigo.
-¡Vamos! Tenéis, camarada, una manera tal de hacer las cosas... –contestó el otro. Ahora, ¿quién va a deciros que no?

Y así diciendo, le puso en la mano tres monedas de oro.


            Se nos muestra de esta manera que el dinero que invierten los lectores estaría mejor empleado si se utilizase en obras de beneficencia, como les ocurre a los protagonistas de este cuento. Sin embargo, como hemos podido comprobar en sus fundaciones socio-pedagógicas, Fernández Santana aprovechó la vena educativa y de entretenimiento que ofrece la dramatización de textos teatrales.

                Del mismo modo sucederá con el baile, entendido como acto social de la época. Frente a bailes públicos propone nuestro escritor las siguientes pautas para educar a la juventud en ¿Pero no vas al baile?[56]:

-          Desde luego. ¿Quién se las niega? ¿Tú no sabes cuales son las exigencias  de la juventud en estos tiempos? Primero formarse bien y capacitarse con la lectura de libros apropiados y después actuar en la vida privada, defendiendo en la familia el espíritu cristiano, y en la vida pública, cuando preciso sea, los ineludibles derechos de la mujer cristiana ahora, y otro día a los de esposa y los de madre.

Destacable es que se nombre como principio de educación para los jóvenes la lectura de libros apropiados, entendiendo, por ende, la lectura de libros piadosos, pues de la mala educación que ofrecen los demás ya hemos dado cuenta en este trabajo. Nuevamente se muestra esta lectura de libros piadosos como una de las vías pedagógicas, en ocasiones no formal, de jóvenes, con especial dedicación a la mujer.

En otros pasajes se utiliza la lectura para ensalzar la caracterización de algún personaje. Así sucede en La camisa de Manolín[57], donde el personaje, un pastor con numerosos vulgarismos lingüísticos, cuando cede su camisa a la figura del  niño Jesús en el Portal de Belén, para que no pase frío, es aleccionado:

En estas navidades, y en uno de los días más fríos del año se presentó una mañana en la parroquia, después de terminados los cultos y en ocasión en que yo estaba solo examinando un libro del archivo. Sin que me extrañara mucho verle entrar dada su afición a contemplar el portal, si me extrañó el aire receloso y de cautela, que observé en él y también que en vez de dirigirse a la iglesia para contemplar el portal a su sabor, su intención decidida era entrarse por la puerta de la sacristía que da al altar mayor.

Destaca de este fragmento un cuadro costumbrista de la época como era que los párrocos reflejen en los libros de archivo de la parroquia las defunciones, nacimientos…

Igual ocurrirá en Julita la hortelana[58], cuya niña vive en mitad del campo, cuida de la huerta paterna, de sus hermanos y atiende las faenas agrícolas. Pese a todo, Julita se muestra como una niña dulce, piadosa en sus lectura e instruida en los libros bíblicos, ofreciéndonos para ello un intertexto bíblico que sirva de modelo al lector:

Más de una vez tuve en mis manos por curiosidad el pequeño libro de Julita, y observé con complacencia, que las páginas más holladas eran las que contenían las oraciones de preparación y acción de gracias, para comulgar, y aquella donde estaba la hermosísima oración de St. Bernardo: Acordaos piadosísima Virgen que jamás se ha oido decir que ninguno de los que han acudido etc.

Otros ejemplos de intertextos bíblicos son fácilmente identificables en diversos pasajes de las narraciones, como ocurrirá en  El tercero, santificar la fiesta[59].

Acaba V. de leerme en ese piadoso libro, que aún tiene entre sus manos, estas admirables palabras: “No basta para salvarte que cumplas con el precepto, es preciso además, que procures que lo cumplan cuantos de ti dependan”.

                Por tanto, podemos concluir que la obra de Fernández Santana muestra continuas preocupaciones por el oficio literario, así como por las lecturas que deben orientar el estudio de jóvenes en general, y de mujeres en particular. Mostrando especial hincapié en aspectos como el tipo de libros que es necesario leer o el valor que deben tener las representaciones teatrales para los jóvenes.



A modo de conclusión

            Emerge la redacción de periódicos de ideología religiosa en la provincia vinculada al movimiento de la Buena Prensa en 1916. En ellos se incluyen los hombres de Acción Social como Polo Benito o León Leal, quienes venían dedicándose a esta labor con anterioridad. Como muestra hemos ofrecido numerosos ejemplos de este tipo de prensa en la provincia de Cáceres y hemos pretendido ver la unión de literatura y prensa en dichas publicaciones, como ocurriera con la prensa santeña.         La finalidad de este movimiento será luchar contra la prensa laica, atrayéndose la atención de feligreses y hombres de Acción. A este movimiento se adhiere Fernández Santana, quién en sus publicaciones recogerá numerosos artículos del movimiento que  publica en sus revistas como modelos a imitar para sus lectores.

            Los orígenes de la formación de nuestro escritor las encontramos en el Seminario de Badajoz, donde consultó este tipo de prensa, pero lo ejercitó en las Escuelas Parroquiales años después. Las noticias sobre las escuelas santeñas serán muy numerosas y es una prueba más de su afiliación al movimiento. Como ejemplo, hemos intentado exponer como Fernández Santana dedica a esta cuestión numerosos esfuerzos a través de la Apologética: La Buena Prensa, o mediante la narración en la sección de “Variedades”. Fernández Santana critica la lectura de la prensa laica frente a la Buena Prensa, e intenta que  esta visión sea imitada por sus lectores.

            Respecto a la función educativa de la lectura, así como del aprendizaje de jóvenes en la literatura, apuesta por la lectura de libros religiosos, piadosos libros, que muestren al lector un modelo a seguir. Y en particular, el Catecismo es defendido como el libro principal y primero  que debe conocer cualquier lector, frente a la literatura extraída de las novelas.

            Igual cautela deben mostrar los lectores católicos ante las representaciones teatrales, óperas o bailes sociales, ya que atentan contra los principios religiosos de la honestidad y buenas costumbres. Por tanto, el aprendizaje de la lectura y la escritura servía para conocer las enseñanzas religiosas. Puesto que la formación de los lectores llegará a la instrucción de los obreros a través de la literatura y la prensa. Finalmente, recurrirá a la inclusión de intertextos sagrados o el nombramiento de textos bíblicos como modelos de lectura, por cuanto su uso supondrá una dignificación del personaje que lo lleva a cabo.




5.- Bibliografía:

FUENTES DEL AUTOR


·              FERNÁNDEZ SANTANA, Ezequiel. Narraciones Apologéticas, Hermanos Sánchez, Los Santos de Maimona, 1916.
·         FERNÁNDEZ SANTANA, Ezequiel. ¿Escuelas o Sindicatos?, Hermanos Sánchez, Los Santos de Maimona, 1917.
·        FERNÁNDEZ SANTANA, Ezequiel. La Escuela Parroquial. Abreviado como L.E.P.
Número 7, 30 de julio de 1915; Número 8, 30 de agosto de 1915; Número 10, 30 de octubre de 1915; Número 11, 30 de noviembre de 1915; Número 35, noviembre de 1917; Número 36, diciembre de 1917; Número 38, febrero de 1918; Número 39, marzo de 1918; Número 43, julio de 1918; Número 53, 23 de marzo de 1919; Número 54, 13 de abril de 1919; Número 60, 10 de agosto de 1919.
·        FERNÁNDEZ SANTANA, Ezequiel. Boletín Parroquial. Abreviado como B.P.
Número 1, 7 de abril de 1912; Número 23, 2 de marzo de 1913; Número 24, 16 de marzo de 1913; Número 25, 6 de abril de 1913; Número 26, 20 de abril de 1913; Número 27, 4 de mayo de 1913; Número 28, 18 de mayo de 1913; Número 44, 15 de febrero de 1914; Número 45, 1 de marzo de 1914; Número 49, 3 de mayo de 1914; Número 54, 2 de agosto de 1914; Número 55, 16 de agosto de 1914; Número 58, 4 de octubre de 1914; Número 63, 20 de diciembre de 1914; Número 64, 2 de enero de 1915; Número 73, 2 de mayo de 1915; Número 75, 16 de mayo de 1915; Número 76, 20 de junio de 1915; Número 79, 1 de agosto de 1915; Número 80, 15 de agosto de 1915; Número 81, 5 de septiembre de 1915; Número 82, 19 de septiembre de 1915; Número 87, 5 de diciembre de 1915; Número 88, 19 de diciembre de 1915; Número 91, 7 de febrero de 1916; Número 98, 28 de mayo de 1916; Número 100, 25 de junio de 1916; Número 135, 24 de febrero de 1929; Número 141, 23 de junio de 1929; Número 142, 14 de julio de 1929; Número 153, 22 de junio de 1930; Número 161, 22 de febrero de 1931; Número 164, 31 de mayo de 1931; Número 166, 26 de julio de 1931; Número 168, 11 de octubre de 1931; Número 169, 6 de diciembre de 1931; Número 170, 6 de enero de 1932; Número 173, 1 de mayo de 1932; Número 178, 27 de noviembre de 1932; Número 179, 1 de enero de 1933; Número 186, 3 de diciembre de 1933; Número 191, 14 de abril de 1935.

 FUENTES SECUNDARIAS:

·        BLÁZQUEZ DE YAÑEZ, Diego. “José Polo Benito: escuela de periodismo desde Plasencia”, Actas del 7º Congreso de Escritores Extremeños, Asociación de Escritores Extremeños, Badajoz, 1997, págs. 185-195.
·        BLÁZQUEZ DE YAÑEZ, Diego. Historia de la Prensa Placentina, 1996, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2 Vols.
·        PECELLÍN LANCHARRO, Manuel. "Escritores: siglo XIX-XX (hasta 1939)", Literatura en Extremadura, Tomo II, "Biblioteca Básica Extremeña", Universitas Editorial, Salamanca, 1981.
·        RUIZ SÁNCHEZ, José-Leonardo. Prensa y propaganda católica  (1832-1965), Serie Historia y Geografía, nº 69, Universidad de Sevilla, Sevilla, 2002.
·        SOTO VÁZQUEZ,  José; Juan Manuel GORDILLO LUNA. “Breve análisis de la pedagogía deportiva utilizada en las escuelas parroquiales de Los Santos de Maimona”, Actas del I Congreso Hispano-Luso de Educación Física en la enseñanza no universitaria, CSI-CSIF  Extremadura, Badajoz, 2002, págs. 43-51.
·        SOTO VÁZQUEZ, José. “La Pedagogía Deportiva de Ezequiel Fernández Santana un método teórico con  objetivos prácticos”, Actas del I Congreso Hispano-Luso de Educación Física en la enseñanza no universitaria, CSI-CSIF Extremadura, Badajoz, 2002, págs. 33-43.
·        SOTO VÁZQUEZ, José. “Las escuelas públicas de niños en Los Santos de Maimona (1909-1939). La alfabetización escolar”, Los Santos de Maimona en la historia, José SOTO VÁZQUEZ (Coord.), Fundación Maimona, Los Santos de Maimona, 2009, págs. 245-263.
·        SOTO VÁZQUEZ, José; GORDILLO LUNA, Juan Manuel. Estudio biobibliográfico de Ezequiel Fernández Santana. Escuela y literatura infantil, Fundación Maimona, Los Santos de Maimona, 2009
·                    SOTO VÁZQUEZ, José; GORDILLO LUNA, Juan Manuel. Edición crítica de los cuentos infantiles de Ezequiel Fernández Santana, Fundación Maimona, Los Santos de Maimona, 2008.
·                    VVAA. “Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 10-3-1915,  nº 6, Tip. de la Viuda de Montero, Coria.
·                    VVAA. “Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 10-1-1916, Año 51, nº 34, Tip. de la Viuda de Montero, Coria.
·                    VVAA. “Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 30-3-1916, Año 51, nº 42, Tip. de la Viuda de Montero, Coria.
·                    VVAA. “Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 10-6-1916, Año 51, nº 49, Tip. de la Viuda de Montero, Coria.
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[1] El presente trabajo ha sido realizado gracias a la ayuda destinada por la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura al proyecto de los grupos de investigación de la historia de Extremadura: “La recuperación de modelos educativos extremeños: edición crítica y comentada de Pedagogía Deportiva”, concedida en el DOE de 28 de julio de 2007 (página 13032).
[2] BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego. Actas del 7º Congreso de Escritores Extremeños, “José Polo Benito: escuela de periodismo desde Plasencia”, Asociación de Escritores Extremeños, Badajoz, 1997, págs. 185-195.
[3]10-3-1915,  nº 6, Tip. de la Viuda de Montero, Coria, pág. 55.
[4]Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 10-1-1916, Año 51, nº 34, Tip. de la Viuda de Montero, Coria, pág. 289.
[5]Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 30-3-1916, Año 51, nº 42, Tip. de la Viuda de Montero, Coria, pág. 361.
[6]Boletín Oficial de la Diócesis de Coria”, 10-6-1916, Año 51, nº 49, Tip. de la Viuda de Montero, Coria, págs. 422-424.
[7] BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego. Historia de la Prensa Placentina, 1996, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2 Vols. En las publicaciones en las que no se recoge el año de edición del diario es por desconocimiento del mismo, si bien puede vincularse a las primeras décadas del siglo XX.
[8] BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego. Ibídem, págs. 568-570. En el periódico “El liberal Extremeño”, pág. 587, se cuenta de la traducción que hace  del alemán José Polo Benito de la obra La Guerra Europea  en el nº 29 de este periódico.
[9]BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego. Ibídem, pág. 672.
[10]BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego. Ibídem, pág. 673.
[11]PECELLÍN LANCHARRO, Manuel. Literatura en Extremadura, Tomo II, "Escritores: siglo XIX-XX (hasta 1939)", "Biblioteca Básica Extremeña", Universitas Editorial, Salamanca, 1981, pág. 150.
[12]Archivo del Seminario Conciliar “San Atón”, pág. 129. Algunas de estas publicaciones, como “Ciencia Tomista”  (1890) o “Razón y Fe”  (1901), serán órganos de propaganda de órdenes religiosas: la primera de los dominicos y la segunda la Compañía de Jesús. Su nacimiento estará vinculado a la necesidad de crear una prensa católica nacional y su principal objetivo será convencer a sus lectores de la necesidad de apoyar una prensa católica de peso en el panorama nacional, además de divulgar las acciones llevadas a cabo por la orden correspondiente (vid. RUIZ SÁNCHEZ, José-Leonardo. Prensa y propaganda católica  (1832-1965), Serie Historia y Geografía, nº 69, Universidad de Sevilla, Sevilla, 2002, pág. 23). De carácter nacional, pero con similares intenciones tenemos la edición periódica “Mensajero del Corazón de Jesús”.
[13] B.P., 1, 7 de abril de 1912, Domingo de Resurrección.
[14] B.P. nº 1, 7 de abril de 1912, Programa, pág. 1.
[15] Número 36, diciembre de 1917, año III, L.E.P., pág. 2.
[16] Número 53, 23 de marzo de 1919, año V, L.E.P., pág. 2.
[17] Número 38, febrero de 1918, año IV, L.E.P., pág. 3.
[18] Número 7, 30 de julio de 1915, año I, L.E.P., pág. 4.
[19] Número 8, 30 de agosto de 1915, año I, L.E.P., págs. 6-7.
[20] Número 10, 30 de octubre de 1915, año I, L.E.P., pág. 6. Tanto esta noticia como la anterior aparecieron en una sección fija del periódico dedicado a las noticias en otra prensa de las escuelas santeñas bajo el título de “Espigando”.
[21] Número 11, 30 de noviembre de 1915, año I, L.E.P., pág. 8.
[22] B.P., nº 58, 4 de octubre de 1914.
[23] B.P., nº 63, 20 de diciembre de 1914, pág. 4.
[24] B.P., nº 64, 2 de enero de 1915, pág. 4.
[25] Número 35, noviembre de 1917, año III, L.E.P., págs. 12-15. A su vez el artículo apareció por primera vez en la sección Movimiento Social de la revista “La Lectura Dominical”. Aunque firmado por Froilán León, el artículo fue escrito por Álvaro López Núñez. De Eugenio Madrigal, Director de las Escuelas del Ave María de Palencia, se recogen varios artículos en los diarios santeños, por ejemplo, en el nº 39 de L.E.P. se recoge una conferencia por éste en la Escuela de Artes Industriales de Palencia bajo el título El Sindicalismo y la Incultura Popular.
[26] Escribe unos artículos de la revista en “La Montaña” de Cáceres, reproducidos íntegramente en la revista.
[27] Según aparece en esta página, publicó una serie de artículos sobre su visita a la escuela en el periódico “Noticiario Extremeño”
[28] Número 39, marzo de 1918, año IV, L.E.P., págs. 8-10.
[29] Presidente de la Asociación católica de maestros de Galicia, según apunta Fernández Santana en Número 43, julio de 1918, año IV, L.E.P., pág. 9.
[30] Número 39, marzo de 1918, año IV, L.E.P.
[31] No incluimos las continuas interpolaciones que se hacen en  L.E.P. de artículos aparecidos en otras revistas, los cuales recupera Fernández Santana para su propio provecho, bien por el tema que amplían o por la filiación que mantiene con los intereses de la escuela.
[32] Número 43, julio de 1918, año IV, L.E.P., pág. 12.
[33] Número 54, 13 de abril de 1919, año V, L.E.P.
[34] Número 60, 10 de agosto de 1919, año V, L.E.P., pág. 1.
[35] B.P., nº 100, 25 de junio de 1916, pág. 4.
[36] B.P., nº 141, 23 de junio de 1929, págs. 2-3.
[37] Ezequiel FERNÁNDEZ SANTANA, ¿Escuelas o Sindicatos?, pág. XI.
[38] B.P., nº 23, 2 de marzo de 1913, El periódico impío, págs. 2-3. B.P., nº 24, 16 de marzo de 1913, pág. 3. Aparece repetido este relato en el B.P., nº 141, 23 de junio de 1929, págs. 2-3.
[39] B.P., nº 25, 6 de abril de 1913, Pecador y pecador nada más, págs. 2-3. Repetido en B.P., nº 191, 14 de abril de 1935, págs. 3-4.
[40] B.P., nº 26, 20 de abril de 1913, Caso de Conciencia, págs. 2-3. B.P., nº 27, 4 de mayo de 1913, pág. 3.
[41] B.P., nº 28, 18 de mayo de 1913, Un caso acerca de la lectura de novelas, págs. 2-3. Se repite posteriormente en  el B.P., nº 135, 24 de febrero de 1929, bajo el título: La lectura de novelas, pág. 2.
[42] B.P., nº 44, 15 de febrero de 1914, Los siete domingos, págs. 2-3.
[43] B.P., nº 45, 1 de marzo de 1914, No me la escandalice usted, pág. 3.
[44] B.P., nº 49, 3 de mayo de 1914, Como este hay muchos, pág. 3.
[45] B.P., nº 54, 2 de agosto de 1914, El abrigo de pieles, pág. 3.
[46] B.P., nº 55, 16 de agosto de 1914, Los libros que matan, pág. 3. B.P., nº 178, 27 de noviembre de 1932, págs. 2-3.
[47] B.P., nº  58, 4 de octubre de 1914, No le gustaba la moda protestante, págs. 2-3.
[48] B.P., nº 75, 6 de junio de 1915, Creo que Dios existe, pág. 3. B.P., nº 76, 20 de junio de 1915, págs. 3-4. En  Narraciones Apologéticas, págs. 26-32.
[49] B.P., nº 73, 2 de mayo de 1915, ¿Comulga Vd. Todos los días?, págs. 3-4. B.P., nº 75, 16 de mayo de 1915, págs. 3-4. Repetido en B.P., nº 164, 31 de mayo de 1931, págs. 2-3. También formando parte de la obra Narraciones Apologéticas, págs. 76-83.
[50] B.P., nº 79, 1 de agosto de 1915, El tercero santificar las fiestas, pág. 3. B.P., nº 80, 15 de agosto de 1915, págs. 2-3. Se repite en B.P., nº 169, 6 de diciembre de 1931, págs. 3-4 y continúa en B.P., nº 170, 6 de enero de 1932, págs. 2-3. Existe otro cuento con este mismo título pero diferente contenido, editado en el B.P., nº 153, 22 de junio de 1930, págs. 2-3, editado en esta misma colección con el número 53. También aparece este cuento en Narraciones Apologéticas,  págs. 59-68.
[51] B.P., nº 81, 5 de septiembre de 1915, Que madre nuestra es, pág. 3. B.P., nº 82, 19 de septiembre de 1915, págs. 3-4. También aparece este cuento en Narraciones Apologéticas, págs. 42-50.
[52]  B.P., nº 87, 5 de diciembre de 1915, Uno y tres, págs. 3-4. B.P., nº 88, 19 de diciembre de 1915, págs. 3-4. De nuevo aparece en el B.P., nº 168, 11 de octubre de 1931, págs. 2-3. También forma parte de la obra  Narraciones Apologéticas, págs. 17-25.
[53] B.P., nº 91, 7 de febrero de 1916, El tío “Candelas”, págs. 2-3.
[54] B.P., nº 98, 28 de mayo de 1916, La Ascensión del Señor, pág. 3. Repetido en B.P., nº 173, 1 de mayo de 1932, págs. 2-3.
[55] B.P., nº 166, 26 de julio de 1931, Quien da, se enriquece, págs. 2-3.
[56] B.P., nº 161, 22 de febrero de 1931, ¿Pero no vas al baile?, págs. 2-3.
[57] B.P., nº 179, 1 de enero de 1933, La camisa de Manolín, págs. 3-4.
[58] B.P., nº 186, 3 de diciembre de 1933, Julita la Hortelana, págs. 2-3.
[59] B.P., nº 169, 6 de diciembre de 1931, El tercero, santificar la fiesta, págs. 3-4 y B.P., nº 170, 6 de enero de 1932, págs. 2-4.

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